Sindicales

7/6/2019

UTA: por la organización independiente del activismo

Ni Fernández ni Bustinduy

Agrupación Naranja de UTA

La burocracia de la UTA viene produciendo una serie de amagues de medidas gremiales que son levantadas  y que muy lejos de los intereses de los trabajadores del gremio, buscan posicionarse en la feroz guerra de subsistencia inter patronal del transporte, por los subsidios y por los negocios con las grandes marcas proveedoras de material rodante. 


La defección de UTA en el paro general del 30, estuvo matizada por el paro de algunas líneas de Capital y conurbano que responden al  sector de Miguel Angel Bustinduy, burócrata disidente que rompió con Roberto Fernández y que, con movidas de aparato, disputa su liderazgo.  Al recostarse sobre el moyanismo, Bustinduy fue promovido por el sindicalismo K como referente combativo de la UTA, una impostura total.


Fernández adhirió, a regañadientes, al paro del 1º de mayo, de la mano de la CGT de Héctor Daer, donde representa a los sectores más colaboracionistas con el gobierno. Luego amenazó con un paro el 25/5 contra los descuentos del impuesto a las “ganancias” que fue levantado cuando el gobierno ofreció negociaciones por 60 días. Reclamo limitado  a los descuentos por extras en días feriados y no a la derogación del impuesto y que afecta a no más del 5% de los trabajadores. Otro paro levantado fue el anunciado para el 4/5 para las líneas del interior y municipios, por incumplimiento de escalas salariales. Todo este fuego de artificio, es distraccionista de los problemas reales de los trabajadores: la pérdida del poder adquisitivo del salario que supera el 25%; los despidos y sanciones permanentes en la mayoría de las líneas, la flexibilización laboral y los pagos en negro, el  deterioro de las flotas y la flexibilidad laboral.


Como se dijo, la fracción disidente de Bustinduy,  quien fuera 25 años secretario de organización en el riñón del aparato criminal de la burocracia de UTA, choca con Fernández no por su combatividad, sino por la primacía en los negociados millonarios del gremio. Bustinduy,  vinculado a las patronales como Dota, ligada a la automotriz brasileña AGRALE; Fernández a las que, como la Nueva Metropol, se abastecen en Mercedes Benz. Como muestra, en un reciente paro por un despido en la línea 542, del primer grupo, la patota multitudinaria que acudió  a romper la huelga contaba con el apoyo de la fracción Bustinduy.  Ni hablar de la absoluta ausencia de democracia sindical – asambleas o libertad de elección de los delegados de las líneas–  en ninguna de las dos fracciones donde rige el verticalismo más despótico.


Por su lado, la base trabajadora del gremio, expresa permanentemente su rebelión. Tanto en el conflicto mencionado, como en los paros de repudio a ataques delictivos a los choferes; el largo conflicto de 90 días contra el vaciamiento patronal del Expreso Lomas – líneas 165; 112; 243 – los despidos y amenaza de reducción de recorridos en la 60 o las luchas en el interior (Córdoba, Salta, Tucumán).  El destino de las luchas contra los agravios patronales y por los reclamos mencionados, así como la organización de un frente combativo del activismo, dependen por entero de la independencia política de las patronales y de ambas fracciones patoteriles de la burocracia. Cualquier ilusión en alguna de ellas,  disipa las fuerzas y divide la lucha. Es lo que sucede con cuerpos de delegados combativos  total o parcialmente  cooptados por alguna de las parcialidades burocráticas. La sublevación de las bases de UTA Córdoba hace dos años y la posterior movilización masiva de Autoconvocados en Buenos Aires, marcan un camino que más temprano que tarde se va a reabrir.

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