Sindicales

23/5/1996|495

UTA: Triunfo de los trabajadores de la Río

El jueves 16, por una resolución de Conciliación Obligatoria de la Subsecretaria de Trabajo Provincial, fueron reincorporados en forma provisional los 32 choferes despedidos el 30 de abril por la empresa  Río de La Plata. Antes, una huelga masiva había paralizado el servicio durante 17 horas.


La patronal va a la guerra


La empresa que ya despidió a 80 trabajadores desde marzo, quiere imponer un ‘acuerdo’ que desconoce el Convenio Colectivo, reduce el salario básico en un 30% y altera la diagramación de las frecuencias.


Para Domínguez —vicepresidente de la empresa— “(el convenio Fiat-Smata) es un ejemplo de lo que se puede lograr sentándose a conversar” (El Día, 12/5). Lo que el patrón pasó por alto es que los obreros de la Fiat mal pudieron “sentarse a conversar” cuando todavía no existen.


En qué consiste el convenio negrero


El ‘acuerdo’ que pretende la empresa contempla un “ciclo” de las 192 horas mensuales de trabajo (24 jornadas a un promedio de 8 horas y 6 francos). Las horas extras sólo se reconocen a partir de las 192 horas, las cuales se distribuyen en el mes a gusto de la patronal.  Elimina la “garantía horaria”  (prevista en el Convenio actual), que obliga a pagar 8 horas por jornada aunque se haya requerido un número menor de horas.


Los choferes resisten pese a la burocracia


Pero —por desgracia para Domínguez— los choferes de la Río no tienen previsto doblegarse.


El 30/4, ante las presiones de la patronal, los trabajadores, en una Asamblea, rechazaron el ‘acuerdo’. La empresa respondió despidiendo a 32 choferes (entre ellos, los que habían encabezado el conflicto y desplazado a la Interna burocrática). Los despedidos, con sus familias ‘acamparon’ en la terminal de micros de La Plata hasta el jueves 16, día del paro. La huelga arrancó desde abajo contra la orientación de la burocracia de la UTA, que ‘bajó’ a La Plata para presionar a los cesantes y para que se levantara la ‘olla’. El paro del jueves —que decidió la reincorporación—salió a pulmón y a partir de los despedidos y del activismo del gremio. Los cesantes de la Río armaron una Comisión de Despedidos para difundir la huelga y ganar el apoyo de otros trabajadores y de los estudiantes. Una Asamblea eligió delegados y defenestró a la Interna burocrática, agente de la patronal.


La lucha en la Río, que impuso la reincorporación de los ‘32’, demuestra la potencialidad de un movimiento desde abajo para unir a los trabajadores contra el Convenio Fiat Smata, que los capitalistas quieren generalizar a todo el país.