Durantes estas semanas de noviembre, en prácticamente todos los lugares de trabajo de prensa escrita (diarios, revistas, agencias y portales Web), hubo asambleas convocadas por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) en reclamo de una recomposición salarial urgente del 25%.

La razón de la masiva participación de compañeros y compañeras —que motivó como primera tendencia en Twitter el hashtag #PeriodismoEnEmergencia— es muy sencilla: entre el 1 de enero y el 31 de octubre de 2018 nuestros salarios recibieron sólo un 18% de aumento, mientras que la inflación acumulada llegó al 39,5%.

En todas las asambleas se expresó la bronca por la paritaria miserable del 21% que firmaron la burocracia de Utpba y las patronales en julio pasado, cuando ya era claro que la inflación del año superaría el 35%.

Nuestra protesta entronca con las de una enorme cantidad de trabajadores de los más diversos gremios, cuyos ingresos han caído en vertical tanto como los nuestros.

Por eso es que el reclamo de reapertura de paritarias es tan sentido. Pero pocos gremios lo han logrado, e incluso los que reabrieron paritarias no emparejaron la inflación. Esto porque las burocracias sindicales están lejos de querer dar una pelea consecuente por el salario. Por el contrario, han negociado con el Gobierno y las patronales un bono miserable para evitar la reapertura masiva de paritarias. Así y todo, las empresas cuestionan su pago.

El bono tiene tantas excepciones que lo convierte en una farsa. Las empresas que estén en sectores “en crisis” o en “declinación productiva” podrán zafar de pagarlo. En un contexto de recesión económica, esta cláusula es un permiso de eximición para el conjunto de las patronales.

Como consecuencia de la semana de asambleas y luchas en las redacciones, empresas como Clarín y El Cronista han anunciado el pago del bono de $5.000, en dos cuotas. En el caso de ´la Corpo´, uno de los epicentros de mayor fuerza en el reclamo, también confirmaron un voucher de $2.500 de supermercado y el adelantamiento de la segunda cuota de la suma fija. Sin embargo, no todas las patronales han confirmado el pago del bono y hay casos, como el de Página 12, que ni siquiera pagan la paritaria original, por lo que continúan con paros y quites de firmas.

Este escenario plantea que, ante la eventual reapertura de las paritarias pedida por la Utpba, las empresas pretendan absorber el bono –si es así, debería ser en forma remunerativa– como parte de la actualización salarial.

Sin embargo, el artículo 4 del decreto oficial establece que en la reapertura de la paritaria se puede acordar la no absorción de esa suma fija de $5000, lo que también debe ser un norte en el reclamo general en el camino de compensar el salario.

Esto es así ya que una simple cuenta demuestra que el bono no cubre en absoluto el salario perdido. Tomemos el caso de un redactor. Al 1 de enero de este año su salario bruto de convenio era de $22.317,68 en el caso de diarios (para revistas técnicas era mucho más bajo). Para mantener el poder adquisitivo de ese momento, ese salario debería haber sido de $31.515 en octubre, pero sólo es de $25.888,51.

Así, el cobro del bono (que es por única vez) cubriría el poder adquisitivo perdido en un solo mes. Por eso es que el bono no puede reemplazar de ninguna manera la recomposición salarial urgente de los salarios.

Por otro lado, el cobro del bono debe ser para todos los trabajadores de prensa, especialmente los mal llamados colaboradores o factureros, que no son otra cosa que trabajadores de prensa a los cuales la patronal precariza. Ellos son el sector más débil de compañeros, el de peores ingresos.

La Naranja de Prensa impulsa las asambleas en todos los lugares de trabajo por:

-25% de recomposición salarial ya

-Bono para todos los compañeros y compañeras.

-Fuera la Utpba de las paritarias. Fortalezcamos al Sipreba con una afiliación masiva.