Sindicales

7/11/1996|518

Vencido el Convenio, paritarias ya

Apoyemos a los talleres en lucha

En la batería flexibilizadora de Menem ocupa un lugar preponderante la caducidad de los convenios. A partir de ella se habilitarían los convenios por em­presa y hasta por secciones e individuos. De tal manera que esas normas podrían perforar la ley “hacia abajo”, algo que hasta ahora estaba prohibido. Por eso decimos que la derogación de los conve­nios entraña la abolición práctica del de­recho laboral.


En caso de prosperar esto, los gráficos quedaríamos automáticamente desampa­rados, porque nuestro convenio se divide en dos partes, uno general firmado en 1989 y otro, referido a las categorías, que data de 1975. En un caso tiene 7 años, en el otro 21 años. Quedaríamos de inmedia­to a merced de las patronales.


Tan vencido está el convenio, que esta­blece ramas que no existen más, como lino­tipia, tipografía e impresión tipográfica. Las máquinas descriptas ya no existen, y las que operamos no están categorizadas. Lo cual lleva en los hechos a la categorización em­presa por empresa, donde las patronales compiten a la que paga menos categoría.


Este solo hecho justifica la preparación de un anteproyecto y la convocatoria al gremio para luchar por él.


Pero hay razones aún más urgentes. Las patronales no esperaron a Menem, o mejor dicho, ellas “le dan letra” y se apoyan en lo que ya recorrió el gobierno en materia de flexibilidad (ley Pymes, em­pleo temporario, recurso de crisis, poliva­lencias, tercerizaciones, etc.).


Sólo en esta primavera, 30 gráficos de Celoprint luchan contra un cierre con re­curso de crisis para concentrar su produc­ción en San Luis; Rotográfica está recha­zando un recurso para rebajar 15% sala­rios, extender la jornada dos horas y des­pedir 25 compañeros al 50% y en cuotas; La Nación soporta traslados y sobrantes por la imposición de las 12 horas y las tercerizaciones; Indugraf impuso vacacio­nes en invierno, argumentando mayores boletas de energía en verano ante el Ministerio; Balado Buschi “negreó” 200 pe­sos y eliminó de cuajo los tickets; Impreso­ra Americana forzó las extras al 30%; en Muresco los compañeros resisten las vaca­ciones fraccionadas; Atlántida enfrentó el cierre de una rotativa al momento de reno­var sus cuatro turnos, y así de corrido.


En medio de los tarifazos, rebajas de salarios. En medio de la desocupación, extensión de jornada o rebaja de ex­tras. ¿Necesitamos o no paritarias los gráficos?


Si así actúan las patronales ahora, qué nos espera si las leyes pasan por el Congre­so o salen por decreto.


La paritaria de industria, necesaria en todos los gremios, en gráficos es de vida o muerte, porque somos 12 o 15 mil gráficos atomizados en centenares de talleres en todo Buenos Aires. Podemos cobrar una fuerza social apreciable en el marco de un Convenio Colectivo.


Es incluso vital que la paritaria sea de orden nacional, algo que el ongarismo que­bró hace más de 20 años. Decenas de firmas tienen plantas en La Rioja, San Luis y La Pampa, nacidas de la promoción industrial y continuada por la aguda superexplota­ción y los bajos salarios en el interior, que “compiten” con los de la Capital.


Este punto ha llevado a la Naranja Gráfica a reclamar, mediante sus congresales de minoría, un inmediato congreso unificado de FATI (Federación Nacio­nal), para denunciar todos los convenios y abrir una paritaria nacional gráfica.


El movimiento obrero tiene que plan­tear el retiro de los proyectos flexibilizadores del Parlamento, pero esa consigna va unida a la denuncia dé los convenios y la convocatoria a paritarias, de manera de agruparnos en una plataforma reivindicativa y de lucha. Esta unidad de propósitos es esencial para quebrar la ofensiva patro­nal en su conjunto e interesar a los compa­ñeros en un programa positivo: aumento salarial, derogación de la flexibilidad, sub­sidio al desocupado de 500 pesos, reduc­ción de jornada sin afectar el salario ante suspensiones o despidos, categorización de toda la actividad.