Sindicales

9/12/2020|1611

Víctor De Gennaro: de Burzaco a Olivos

La integración de la CTA-A en el gobierno fondomonetarista de Alberto Fernández.

El fundador de la CTA-A, a casi 30 años del llamado “Grito de Burzaco” -por el lugar en el cual se realizó el encuentro que inició la ruptura con la CGT de parte de este sector de centro-izquierda-, resaltó el regreso al pejotismo con su integración al Frente de Todos. También, la incorporación de su espacio político, Unidad Popular, con funcionarios en el gobierno peronista de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa.

“Lo mejor que hizo el Presidente fue decidir por la solidaridad y la vida y no por el negocio y la muerte”, sostuvo Víctor De Gennaro, especialmente cuando  “la pandemia interpeló al capitalismo” (Mundo Gremial, 7/12).

Las declaraciones de De Gennaro resultan coherentes con el cargo de Claudio Lozano, el economista de la CTA-A, nombrado director del Banco de la Nación Argentina por los Fernández. Lozano fue antes diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en representación de Buenos Aires para Todos, grupo aliado a Proyecto Sur de Pino Solanas, quien fuera senador por la UNA de los radicales y Carrió, y falleció recientemente como embajador del actual gobierno.

El degennarismo devuelve favores, por ejemplo, la paritaria de pobreza firmada en la provincia de Buenos Aires por el secretario general de la CTA Autónoma y ATE bonaerenses, Oscar De Isasi, de acuerdo con la cual un trabajador con jornada de 30 horas y sin bonificación va a cobrar en diciembre 26.715  pesos de salario inicial de bolsillo, y con la mayor categoría 33.856. ATE ya definió también su apoyo al presupuesto de ajuste fondomonetarista del gobernador Axel Kicillof.

Pero esas declaraciones del fundador de la CTA-A se dan de nariz con la realidad.

En lo que va de la pandemia se produjeron 3,4 millones de desocupados nuevos, que trepan a casi 5 millones con los que ya existían antes; el 44,2% de la población argentina es pobre (20.300.000 trabajadores) y el 65% de los niños y jóvenes son pobres (7,5 millones); sin la asistencia social que ahora se retira de parte del gobierno, como el fin del IFE, la pobreza habría ascendido al 53% de la población del país. Los salarios, por su parte, cayeron casi un 8% frente a la inflación, y un 5,6% en términos reales de promedio. Las jubilaciones, con la nueva ley de movilidad que el gobierno peronista busca aprobar en el Congreso, serán recortadas nuevamente.

De Gennaro, afecto a las estadísticas, parece no verlas ahora. Histórico integrante de los movimientos contra la deuda, parece no advertir que el eje del gobierno y de Guzmán ha sido el canje -o sea, el rescate de los acreedores a costa del pueblo trabajador. Más allá del fracaso de quienes prometieron el “despegue” a partir del canje, y del último escalón de la debacle nacionalista, que es entregarse a los brazos del FMI.

De Gennaro y la CTA renuevan 30 años de capitulación

Para De Gennaro, la pandemia interpeló al capitalismo. Demostró -dijo- que “los bancos pueden estar atiborrados de plata y no generan riqueza. Lo que genera riqueza es el trabajo del hombre y de la mujer, el esfuerzo y la inteligencia humana”.

De Gennaro busca separar al gobierno que integra del capitalismo que éste defiende y rescata, y encubrir su política en favor de “los poderosos intereses económicos de acá y de afuera, los centros el poder financiero y los grupos hegemónicos de la comunicación en la Argentina; los sectores del pensamiento reaccionario y fascistas, los que saquean con la minería a cielo abierto en Chubut, que ha sido rechazada por el propio pueblo de Chubut”, que dice rechazar. Treinta años de adaptación a las fuerzas políticas dominantes, de colocar la CTA como brazo de la centroizquierda y sus aventuras con la derecha y con el nacionalismo de colaboración de clases lo llevan ahora a otro encubrimiento: afirmar que no tiene “la misma visión de los que piensan que hay que usar la represión para terminar el conflicto por las tierras en Guernica o la alarma que nos produce el encarcelamiento masivo de jóvenes en una provincia como Buenos Aires”. Pues, entonces, Lozano debería renunciar a su cargo de 600 mil pesos en el Directorio del Nación.

 

 

 

Las CTA rumbo a otra crisis. Es el momento del sindicalismo combativo

De Gennaro,  Michelli y Yasky partieron a la CTA en su disputa por colocar a la central detrás de variantes divergentes de la burguesía nacional. Los dos primeros, detrás de la Alianza de De la Rúa; Yasky, detrás del kirchnerismo.

Como diría Enrique Santos Discépolo en el célebre tango “Cambalache”, “en el mismo lodo todos manoseaos”.

Porque ahora, como señaló De Gennaro, “hay contradicciones, hay diferencias y debate y todo eso le da mucha salud al espacio político”. El viejo verso del “gobierno en disputa” contra los sectores derechistas a su interior.

Pero, por abajo, el río suena. Varias internas de la lista Verde degennarista se han sumado a las iniciativas de lucha impulsadas por las comisiones internas multicolores de ATE, para enfrentar la entrega de “Cachorro” Godoy y del “Colorado” Isasi; la mayoría de los representantes provinciales de la desdibujada central de Pablo Micheli le exigen hacer algo contra el ajuste del gobierno y, en Ctera, desde Suteba a Aten crece la oposición combativa multicolor. Incluso Infogremiales (4/12) informa que a Hugo Yasky, en la CTA de los Trabajadores, “el giro pejotista que tomó como diputado de la mayoría automática del Gobierno Nacional del Frente de Todos deja a varios históricos ceteístas incómodos, a quienes les gustaría un rol un poco más autónomo”. Y preanuncia futuras fracturas a su interior.

Se está escribiendo otra página de la larga crisis de la CTA que fundara De Gennaro. Más que nunca, está planteada la necesidad de la ruptura de las CTA con el Estado, la lucha por la independencia política de nuestros sindicatos y la puesta en pie de la CTA sobre otras bases, clasistas e independientes políticamente de las patronales y del Estado.

El sindicalismo combativo debe abordar a fondo esta tarea, en un momento estratégico, en el cual la experiencia de los trabajadores docentes y estatales con el ajuste fondomonetarista del gobierno peronista pondrá en el orden del día la recuperación de nuestros sindicatos y la construcción de una alternativa política obrera y socialista que ofrezca una salida de los trabajadores a la crisis.