Sindicales

16/3/2017|1450

Victoria obrera en Prodalsa


El conflicto en la fábrica Prodalsa -por su desarrollo, desenlace y final- debería ser estudiado como ejemplar en los cursos para activistas sindicales (que STIA no hace desde hace décadas y que volverán a hacerse cuando gane la Naranja).


 


A través de una maniobra, haciendo desaparecer las autorizaciones y al supervisor que autorizó un retiro de mercadería, la patronal acusó al trabajador Alejandro Romero de robar mercadería para el delegado naranja Miguel Arce. La maniobra apuntaba a que a través de la intervención del sindicato, el compañero sea reincorporado a cambio de la renuncia del delegado.


 


La respuesta de los trabajadores de Prodalsa no se hizo esperar; la asamblea votó unánimemente la huelga general por la reincorporación del compañero y en defensa de su organización gremial.


 


La negociación abierta en el Ministerio de Trabajo fue crucial; ante la floja presencia de la Verde del STIA, los trabajadores convocaron a distintas agrupaciones a movilizar en su apoyo. Entre ellas se destacó una nutrida concurrencia del Polo y el Partido Obrero de Quilmes y Berazategui, junto al apoyo de delegados naranjas de la zona sur.


 


El Ministerio de Trabajo intentó buscar por todos los medios una salida favorable a la patronal; en primera instancia, la “conciliación voluntaria”, que compromete a los obreros a levantar la medida pero sin que el despedido regrese a su puesto de trabajo. Ante la firmeza granítica de los delegados naranjas, el ministerio operó por todos los medios para que el despedido llegue a un arreglo (cosa que los trabajadores habían discutido de antemano) y que fue, una vez más, rechazado por la firmeza obrera.


 


El ministerio acusó de “falta de flexibilidad” a los delegados naranjas y los desafió a hacer una asamblea con presencia del STIA, donde se pusiera en consideración la conciliación voluntaria. Los delegados recogieron el guante, hicieron la asamblea y aplastaron la moción conciliadora por unanimidad.


 


Para esto, la huelga llevaba ya 72 horas y el atraso productivo de la empresa empeoraba minuto a minuto. La patronal, luego de constatar por todos los medios que la maniobra no había logrado dividir a los trabajadores, solicitó al ministerio la conciliación obligatoria, con el correspondiente regreso del despedido a su puesto.


 


Las negociaciones, antes de llegar al vencimiento de la conciliación, expusieron que la batalla había sido ganada en el primer round: la empresa reemplazó la propuesta de despido por la de una suspensión de siete días, lo que significa la reincorporación definitiva del despedido y un triunfo en toda la línea de los trabajadores.


 


La zona sur del STIA está conmovida por la lucha de Prodalsa; todas las excusas de la Verde fueron refutadas; “que los trabajadores no quieren luchar”, “que no se le puede hacer un paro a las empresas chicas”, “que ante el despido no puede hacerse nada”, etc.


 


En vez de impulsar un tarifazo en la obra social y pedir subsidios para los empresarios, el STIA debería impulsar un plan de lucha contra los despidos y en defensa del salario.


 


Prodalsa demostró, una vez más, la enorme predisposición a la lucha de los trabajadores alimenticios.