Sindicales
25/3/1999|619
Viva la lucha de los telefónicos
Con piquetes y ocupaciones quebraron a la patronal
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El jueves 18 una numerosa asamblea general del Sindicato Foetra Buenos Aires recibió como un triunfo la noticia de que el Ministerio de Trabajo había aplicado la conciliación obligatoria, con los despedidos en sus lugares de trabajo. Se votó por unanimidad que si al finalizar el período de conciliación la patronal ratifica un sólo telegrama, se lanza automáticamente el paro activo. Al día siguiente, en medio de la euforia y los festejos de los compañeros, la totalidad de los despedidos tomaron servicio.
La lucha de los telefónicos y el triunfo de este primer round es una ráfaga de aire fresco que recorre las filas de todo el movimiento obrero argentino.
Los cerca de 200 despidos producidos por Telefónica constituyen una provocación para forzar el plan de reducción masiva de personal y salarios, compartido por Telecom, mediante la ‘tercerización’ de amplios sectores, a cargo de empresas ‘contratistas’ subsidiarias de los propios pulpos. Con salarios y convenios basura, sin derechos gremiales. Disfrazando utilidades y evadiendo impuestos.
El año pasado Telecom hizo un intento similar, también rechazado por los trabajadores.
Los métodos de la acción directa
El lunes 15, sin mediar directivas gremiales centrales, se produce una fuerte reacción obrera por la reincorporación de los cesantes. Varios edificios pararon, no salieron las cuadrillas a la calle, hubo quites de colaboración. En otros casos, asambleas de edificios dieron mandato de paro inmediato del gremio. A la cabeza respondieron los trabajadores del edificio Valentín Gómez, con la toma del lugar y corte de calle, contra los más de 30 despidos que tenían, luego de una combativa asamblea.
Por otro lado un numeroso piquete de despedidos y delegados bloqueaba las oficinas donde Telefónica cita trabajadores para presionarlos retiros ‘voluntarios’. Y luego emprendieron un recorrido de comerciales y edificios que eran ocupados y paralizados a fuerza de asambleas, cánticos, batucadas y huevazos. La jomada culminó con una imponente movilización de cerca de 2.000 telefónicos que recorrió el centro hasta la sede de la empresa. Allí, en el corazón del oligarca Puerto Madero, se instaló una olla popular, en la puerta de la compañía, que mantuvieron decenas de compañeros.
Pánico patronal
En los días siguientes, la olla se transformó en un centro de organización de un numeroso sector de delegados y activistas que se dividían en piquetes y recorrían los edificios, interrumpiendo las tareas, realizando asambleas, ‘apretando’ a los jefes negreros, confraternizando con los usuarios, preparando el paro activo de 24hs, que la directiva convocó para el viernes 19.
La situación política ‘ayudaba’. El gobierno menemista, apoyo principal de la patronal de Telefónica, está paralizado por la crisis. El pueblo, en particular en la Capital, viene de la gran movilización contra otro pulpo privatizador, Edesur. La noticia de las ganancias faraónicas de las telefónicas (acaban de anunciarse beneficios de Telefónica y Telecom que, sumados, superan a YPF) irrita a los usuarios, ya indignados por el rebalanceo, los cortes de servicios y las tarifas siderales. Fueron innumerables los signos de adhesión a los piquetes en las oficinas comerciales.
El clima era explosivo. El paro activo del viernes con concentración a las 10 de la mañana, amenazaba con adueñarse del centro de la ciudad con 1.500 piqueteros cortando las calles.
La patronal y el gobierno entraron en pánico ante los signos de desborde de la situación y la posibilidad de una gigantesca pueblada. La orden fue apagar el incendio y los despedidos fueron reincorporados.
Se trata de un triunfo obrero de gran proyección, si se considera que se le torció el brazo a uno de los más poderosos pulpos del país, dirigido por el Citibank, sostenedor de la reelección menemista.
Un remate de este triunfo del poderoso gremio telefónico, imponiendo las reincorporaciones al finalizar la conciliación, significará un punto de inflexión para la lucha de toda la clase obrera y un golpe decisivo al régimen menemista.
Ahora, con toda la fuerza
La lucha no está cerrada. Las presiones y maniobras patronales, políticas y burocráticas se harán sentir. Hay que preparar el desenlace triunfante con toda la fuerza de la organización obrera. Son 15 días vitales para reforzar las asambleas de oficinas y edificios. Para organizar los piquetes que garanticen el paro masivo si la patronal contraataca. Para convocar a los usuarios y a las organizaciones populares a sumar su apoyo. Para reclamar a las centrales obreras que rompan su parálisis y voten medidas activas solidarias.
El Partido Obrero actuará en esa línea.