Sindicales

8/7/2004|858

Votamos Blanca-Bordó

Lealtad solo con los trabajadores

El título de este artículo es el contenido de uno de los afiches y obleas que se están pegando en los sanatorios y laboratorios del gremio de la Sanidad (Atsa) de Capital. Pero la campaña electoral de la Sanidad ha trascendido el marco de las paredes de los establecimientos del gremio, y se ha extendido a toda la Capital. Muchos vecinos y trabajadores se enteran así de la batalla que se está dando para terminar con la burocracia “gorda” de Atsa.


La Blanca-Bordó está recorriendo diariamente los establecimientos, realizando volanteadas y charlas de los candidatos en la puerta, con la camioneta con altoparlante. Es una campaña que a la burocracia de West Ocampo y Daer le duele, porque toma los problemas de los trabajadores, los denuncia, y formula a partir de ellos un programa que da solución a los reclamos más sentidos.


A la puerta del Antártida la lista fue a denunciar con volantes y habladas que la directiva Celeste entregó el convenio 122, quedando lisa y llanamente la Ley de Contrato de Trabajo, con lo cual los trabajadores han perdido importantes conquistas en materia de vacaciones, antigüedad, licencias, etc.


Por eso es que la burocracia “gorda” se ha puesto nerviosa. A la denuncia que hicimos en el número anterior de Prensa Obrera, sobre la patoteada en el Centro Gallego, se suman ahora las que se hicieron en la puerta del Antártida, de la Escuela de Enfermería de Atsa, del Hospital Israelita.


En Atsa, hace años que no se logra triunfar en una lucha dirigida por el sindicato. Es un gremio donde avanza constantemente la “flexibilización” (lease superexplotación) laboral, de la mano de los acuerdos entre la burocracia sindical y las patronales. Es la directiva de “los procedimientos de crisis”, es decir de los mecanismos que rebajan el salario, entregan el convenio, reemplazan trabajadores bajo convenio por otros “tercerizados” y superflexibilizados. Imperan las horas extras o el trabajo en dos establecimientos porque, ante la falta de un salario digno, nadie llega a fin de mes sin ese sacrificio.


No se ganan las luchas porque son entregadas. Porque el sindicato ha cesado de existir como organización de defensa de los trabajadores.


Recuperar el sindicato y ponerlo en funcionamiento: convocando al plenario de delegados, a las asambleas generales por establecimiento y de todo el gremio, volcando el peso social del sindicalismo obrero para recuperar las conquistas entregadas por West Ocampo y Daer.


Si avanzamos en echar a los “gordos” de la CGT en Sanidad, en las elecciones del 16 de julio en Atsa se abrirá un nuevo camino para todo el movimiento sindical argentino.