Zanón: Los “acreedores privilegiados” son los obreros

El gobierno de Sapag ha abandonado toda demagogia. Ha reafirmado que no está dispuesto a la expropiación de Zanón. La “compra” de la deuda de los acreedores privilegiados (una propuesta sin la menor posibilidad de ocurrir), ya ha cumplido su objetivo: ganar dos meses de dar largas al asunto con ese cuento.

En Fasinpat, desde hace siete años estamos ante un proceso de valorización de la fábrica. Reconocido hasta por el propio síndico. Los trabajadores han convertido en una unidad productiva lo que sería un galpón abandonado.

Hoy, por el trabajo obrero, la fábrica vale una equis suma. Ese valor, todo, ha sido aportado por los obreros. ¿Qué más deberían pagar por continuar con la gestión colectiva?

Esa “capitalización obrera” Sapag no la pone en ningún haber. Además hay que agregar a ella el movimiento económico y los puestos de trabajo mantenidos y generados en estos siete años.

Hoy por hoy, los acreedores privilegiados de Zanón son los propios obreros, no la familia Zanón, ni Sacmi, ni el Banco Mundial.

Expropiar la fábrica y entregarla a la gestión obrera sería una transacción de estricta justicia.

En contraste con esto, los legisladores de Sapag se aprestan a dar su voto a favor de la “expropiación” de Aerolíneas, que no es sino, en realidad, la utilización de fondos públicos para rescatar a un grupo capitalista. En este caso no se trata de salvar una gestión obrera, sino a un grupo empresario vaciador.