Sindicales

4/8/2005|911

Zanon: Respuesta al Sindicato Ceramista

La Comisión Directiva del Sindicato Ceramista de Neuquén ha respondido al artículo publicado sobre Zanón en las páginas de Prensa Obrera (“Quiebra de Zanón. Hacia dónde vamos”, PO Nº° 909), calificándolo de “mentiras y falsedades”.


1. El artículo, según la dirección ceramista, “sugiere que la dirección del sindicato orienta el conflicto hacia la compra de la fábrica”. Eso sería falso, pues “desde el primer día luchamos por la expropiación y estatización sin pago y bajo control obrero de Cerámica Zanón…”. ¿De dónde “sacó el PO —agregan— que la dirección del sindicato quiere comprar la fábrica? Discutimos explícitamente en contra de esta variante”.


No es, sin embargo, el Partido Obrero el que ha introducido esta cuestión en la fábrica.


¿Quién es el que ha venido haciendo circular en la fábrica la especie sobre “los precios de rezago” que pasarían a tener los bienes de Zanón en caso de decretarse la quiebra? ¿No existe acaso un informe publicado por la comisión directiva del sindicato que señala esto mismo, y que en su momento fue puesto a consideración de los compañeros? “En caso de quiebra —dice ese informe—, los activos de la fábrica se deprecian enormemente y su valor pasa a ser ínfimo. Esto se aplica tanto para el caso de remate como para la expropiación”.


¿Por qué se pretende ocultar este hecho? ¿Por qué la respuesta no lo toca? Si realmente los valores fueran “ínfimos”, ¿quién podría oponerse a la compra de la fábrica? Si esta solución estuviera al alcance de la mano, podría ser una alternativa legítima en el marco de una lucha de mayor alcance. Pero, tal como lo advertimos en nuestro primer artículo, esta información divulgada por nuestros detractores es falsa. Los precios de rezago pueden valer para un empresa fundida pero no para una empresa en marcha y menos aun para una empresa líder como Zanón.


2. Que el tema está lejos de ser una invención del PO lo prueba la propia respuesta. El “precio de rezago” vuelve a aparecer, pero no ya por la puerta sino por la ventana. “Estamos dispuestos a aceptar —sostienen— el tener que pagar un canon simbólico transitorio por el reconocimiento de nuestra gestión obrera independiente”. El canon ‘simbólico’ a que se hace referencia sólo podría concebirse si realmente el valor de los bienes fuera “ínfimo”. Pero esto no corre para Zanón. En las tratativas con el juez, que vela por los intereses de los acreedores, esa situación va inexorablemente a aparecer. En lugar de precios simbólicos, lo que vamos a tener es una fuerte presión, ejercida desde el Estado, a favor de precios “realistas”, vinculados al mercado.


Bajo la forma del canon se replantea, por lo tanto, lo mismo que advertimos en el primer artículo acerca de la compra. De todos modos, el canon es una solución ‘comercial’, que es lo que la dirección niega estar tramitando. Que en lugar de compra sea un canon agrava el problema, pues seguiría perpetuando una tenencia precaria del establecimiento.


Lo que se dice en la respuesta sobre los “números”, no desmiente sino que confirma lo que decimos en el artículo de Prensa Obrera. En él damos cuenta de la postergación salarial de la que están siendo víctimas los compañeros de Zanón. Los dirigentes ceramistas corroboran esta situación y la describen elocuentemente. Con más razón resulta fundada nuestra advertencia de que cualquiera de las variantes comerciales en danza puede transformarse en una hipoteca insostenible para la gestión obrera.


3. No es cierto que “con el dictado de la quiebra, ya no hay más excusas para que sea reconocida la gestión obrera a través de la Cooperativa Fasinpat —Fábrica sin Patrones— (comunicado de la dirección ceramista una vez conocido el fracaso de la maniobra prolongando el cram-down). Efectivamente, eso es lo que ha ocurrido con algunas empresas en la Capital, que estaban deshauciadas, no en plena marcha. Tampoco fueron efectivamente expropiaciones; se exige que los obreros las compren. En el caso de Zanón, lejos de presentar un escenario idílico con la quiebra, es necesario presentar las cosas tal como son. Lejos de atenuar la presión capitalista, la quiebra la va acentuar, y en particular la del Estado. La quiebra es una instancia para liquidar los bienes; por lo tanto, lo que la ley contempla no es la continuidad de la empresa sino el remate de sus activos. En este escenario, lo que se replantea no es el reconocimiento de la cooperativa sino las perspectivas de desalojo.


4. La dirección ceramista se escandaliza porque alertamos sobre “el peligro de la administración obrera judicial”. “No sabemos —agrega— de qué habla o qué quiere decir”. En lugar de sorprenderse del mundo en que vive el PO, habría que interrogarse en qué mundo vive la dirección ceramista, pues esta alternativa está contemplada en la ley de quiebras. Pero la directiva ceramista sabe muy bien de lo que estamos hablando, pues ella misma se encargó de subrayarlo en el informe ya comentado: “Una vez que se decretó la quiebra, la ley dispone que se puede solicitar la continuidad de la explotación de la fábrica en manos de una cooperativa de trabajadores que reúna los 2/3 de los trabajadores”. Pero la referencia no se limita a esto, sino que el texto reivindica esa alternativa, presentándola como una secuencia que arranca con la continuidad, sigue con la cooperativa y termina en la expropiación.


¿A quién está dirigido el reclamo de “reconocimiento de la cooperativa” (que no es lo mismo que la expropiación) sino al juez de la quiebra? Para esto, el juzgado deberá disponer, en primer lugar, la continuidad de la empresa y, en segundo lugar, aceptar un plan de explotación de la firma que deberá presentar la cooperativa y que debe satisfacer las aspiraciones de los acreedores en lo que se refiere a la cancelación de su deuda. La cooperativa, en esas condiciones, oficiaría de funcionario del concurso, subordinada al juez y a merced a los acreedores. Este planteo, por otra parte, tampoco es nuevo. Si no es la directiva en su totalidad, por lo menos una de sus fuerzas integrantes, el PTS, propuso ya tempranamente avanzar hacia una “administración obrera transitoria” —como la denominó— en el marco del concurso de acreedores. Embelleció esa propuesta como una salida transitoria hacia la estatización (ver al respecto los artículos aparecidos en La Verdad Obrera y Prensa Obrera de junio, julio y agosto de 2002).


5. Lamentamos profundamente que se introduzcan cuestiones extrañas a los ejes de discusión que plantea el artículo. Se hacen acusaciones ligeras, lanzadas a la bartola, con la única finalidad —todo parecería indicarlo— de embarrar la cancha. Se acusa, por ejemplo, al Partido Obrero de connivencia con el Dr. Caro, cuando todos saben muy bien, incluyendo la dirección ceramista, que el riquista entró a Brukman de la mano del PTS y que esta entrada fue denunciada por Altamira en una sesión pública en la Legislatura porteña. No nos vamos a perder en más detalles; pero tenemos hasta la obligación moral con los compañeros de Zanón de ratificar el artículo de PO Nº 891, que es calificado como una calumnia y en el cual señalamos que la conducción ceramista planteó dejar fuera a la última tanda de compañeros de las organizaciones de desocupados que habían ingresado. Los propios compañeros son testigos (y no nos dejarán mentir) de que en el turno de la mañana, ante unos 30 ó 40 compañeros coordinadores y de distintos sectores, la directiva planteó a las organizaciones presentes (MTD, PO, MST) la necesidad de “respetar acuerdos sobre el carácter temporal de las incorporaciones”. Recién en la asamblea general, realizada en horas de la tarde, ante el clima de oposición reinante, la conducción varió de posición. Exhortamos a los compañeros a concentrarse en el tema en discusión. Si la intención es desviar el debate, no van a contar con nuestra colaboración.


6. Conclusión. La salida transitoria en el marco del concurso que ahora con la quiebra se vuelve a reflotar, no es una invención del Partido Obrero. Es una perspectiva sobre la que la dirección ceramista viene cabalgando hace bastante tiempo y que ha oficiado de sucedáneo (sustituto) de la lucha por la expropiación. Se viene batiendo el parche sobre la “solución de fondo”, pero lo cierto es que este eje ha quedado sistemáticamente relegado a la espera de alguna alternativa judicial. Cuando esto persiste a través del tiempo, no es aventurado afirmar que estamos frente a una estrategia y no simplemente ante una maniobra pasajera.


Llamamos a encarar una lucha a fondo por la expropiación. Reiteramos lo que dijimos en el artículo de Prensa Obrera: “El Sindicato Ceramista debería ponerse a la cabeza de este reclamo, exigiendo a la CTA y los sindicatos neuquinos un plan de lucha, incluyendo como reclamo central la expropiación de Zanón”.