Sindicales

18/12/2014|1345

Zárate: 3.000 obreros químicos en huelga


La empresa TFL, química del Parque Industrial de Zárate, viene maniobrando desde 2013 para obtener el famoso “procedimiento preventivo de crisis” que la habilite al despido barato de su personal y a dedicarse a la importación de los colorantes para cuero que antes producía, reduciendo el establecimiento a un depósito. Solicitó desprenderse de la mitad de su personal, de 100 trabajadores, aunque ampliaría los despidos.


 


La necesidad de “reducir los costos industriales” no es un pretexto exclusivo de TFL. Paolo Rocca, de Techint, acaba de repetirlo el jueves pasado en su publicitado discurso en la reunión de Propymes. Hay también alarma patronal por el renacimiento del sindicato de jerárquicos químicos, que han adherido al paro, en función de despidos que han sufrido en Atanor de Baradero y el secretario general Barreto, echado de Agrofina.


 


Los obreros químicos de Zarate y aledaños han forjado una tradición de defensa mancomunada de los compañeros ante despidos masivos. Así ocurrió hace un tiempo cuando los intentaron en Petrobras y otros.


 


La respuesta sindical no se hizo esperar: todo el gremio de las localidades de Campana, Zárate, Baradero, San Nicolás, Gualeguaychú y Larroque, en Entre Ríos, salió a la huelga en forma unánime. Los 15 días de conciliación obligatoria no llegaron a cumplirse: ante la ratificación de la empresa de su propósito, el jueves 11 salieron 3.000 obreros de 26 empresas a una huelga indefinida. El paro, tras cinco días, está afectando la producción en las empresas a las que abastecen las químicas, entre ellas Siderca, por la falta de gases de la vecina Praxair. El sindicato acusa al ministro de Scioli, Quartango, por habilitar el recurso preventivo.


 


El intendente de Zárate, Cáffaro, ha intercedido ante el gobierno provincial.


 


 


Salida


 


El sindicato químico apunta a la formación de una cooperativa, de persistir la posición de la empresa. Pero la situación es ruinosa: desde hace un año, la producción ha mermado al 30%, la empresa está en un estado de abandono, casi no hay responsables de la empresa en la planta, sin contar la contracción y concentración del mercado, y la sustitución por el producto importado. Ante esto, la salida es nacionalizar la empresa bajo control obrero; prohibir la importación transitoria de los colorantes sustitutos, reacondicionar ésta y otras empresas sobre la base de un impuesto especial a los capitalistas.


 


Siderca está anunciando la generalización del turno de 6×1 (en reemplazo del 6×2), que deja un turno entero a la deriva y reduce el monto salarial. Está planteada la convocatoria a un congreso de delegados de base de todos los gremios para debatir un programa para que la crisis la paguen los capitalistas -la expropiación sin pago de toda empresa que cierre, prohibición por dos años de despidos y suspensiones, reparto de las horas de trabajo entre todos los trabajadores sin afectar el salario.


 


La acentuación de la crisis y del conflicto plantea la ocupación general de las empresas químicas.