Sociedad

26/8/2010|1143

Anatoli Karpov en campaña

Árbitro internacional de ajedrez

Karpov estuvo en la Argentina. Vino, por octava vez, en campaña por su candidatura a la presidencia de la Federación Internacional de Ajedrez (Fide). Realizó simultáneas y conferencias de prensa, y contestó preguntas de los aficionados.

El ruso Anatoli Karpov fue campeón mundial de ajedrez en dos períodos, 1975/1984 y 1993/98. En ambos se coronó en forma discutida (en 1975 Fischer no lo quiso enfrentar y la Fide le dio el título; en el segundo período el campeón Kasparov rompió con la Fide y fundó la efímera Asociación de Profesionales de Ajedrez (PCA), mientras la Fide organizó un match entre Karpov y el holandés Jam Timman, que ganó el ruso). De cualquier manera, sus resultados lo han puesto en el pedestal de los grandes jugadores de la historia. Es un jugador de ajedrez que ha ganado más de mil torneos y que jugó trece veces por el título mundial.

En el marco de su campaña por presidir la Fide, el jueves 5 de agosto realizó una conferencia, en la Secretaría de Cultura de San Isidro, en la que contestó preguntas realizadas por el público. Todo transcurrió normalmente hasta que llegó la pregunta: ¿Qué diferencia hay en la organización del ajedrez de la época soviética y la actual, en Rusia? Anatoli describió una realidad idílica para los ajedrecistas en la URSS: “los sindicatos -dijo- se habían hecho cargo de las actividades deportivas y/o culturales de los trabajadores; con el colapso de la Unión Soviética esto se terminó y los sindicatos se abocaron a tareas más ‘concretas´. De cualquier manera -prosiguió- debemos adecuarnos a la nueva realidad y tratar de sobrevivir en ella buscando lo mejor para el ajedrez; por eso es que tenemos que conseguir sponsors y apoyo en el sector privado -culminó- ya en pleno informe de su plan de gobierno”.

A Anatoli Karpov, en cualquier barrio del GBA, le dirían “gato” por su facilidad para caer parado: de deportista mimado por la burocracia pasó a ser un hombre de la restauración capitalista en Rusia. Hoy es diputado, embajador de la Unesco y  de Unicef, preside varias ONGs y, está dicho, quiere presidir la Fide. Lo cierto es que el futuro que promete para el ajedrez es el que el capitalismo probó en la URSS: conseguir sponsors. Karpov no habló en ningún momento de la divulgación del juego ciencia en forma popular, de acceso ilimitado a la información electrónica de ajedrez, de mejores condiciones en los torneos para que los ajedrecistas no se tengan que convertir, tempranamente, en entrenadores y/o profesores. El reconocimiento legal del trabajo de los profesores de ajedrez no le mereció la más mínima reflexión.En el marco de la crisis capitalista internacional la salida de Karpov para la Fide se parece mucho más a una expresión de deseos que a una realidad concreta. De cualquier manera, de hacerse realidad, sus beneficios sólo serán visibles para la elite del ajedrez mundial.