Sociedad

10/6/2010|1132

BARRABRAVAS

Matones de exportación

Serán 243 los barrabravas kirchneristas de Hinchadas Unidas Argentinas (HUA), sobre un total de 400, los que estarán en el Mundial 2010. Eran 253, pero las autoridades migratorias sudafricanas deportaron a diez por sus antecedentes criminales, aunque en estos días podrían ser más. Entre ellos están Andrés “Pillín” Bracamonte, jefe de la hinchada de Rosario Central e imputado en una causa por homicidio, y Andrés “Bebote” Alvarez, de Independiente, involucrado en el crimen de un chico de 14 años y matón de Hugo Moyano.

Los “muchachos” han hecho méritos de sobra para que el gobierno les pague el viaje: desde golpear a los trabajadores del Hospital Francés en huelga y mantener bajo amenazas y aprietes permanentes a los empleados del Indec, hasta, recientemente, atacar la presentación de un trabajo de investigación periodística en la Feria del Libro. En este último caso, la patota estuvo al mando de Ariel “el Gusano” Pugliese, matón de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) en el Indec y capo de la fracción “Los Perales” de la barra de Chicago. El hombre, claro, está ahora en Johannesburgo o en Pretoria, donde “bajo un mismo techo coexisten barras, políticos, dirigentes de los clubes, técnicos y futbolistas” (La Nación, 6/6). Como se ve, la delegación argentina al Mundial está constituida a imagen y semejanza del país burgués, de un Estado corrupto hasta el caracú.

Por supuesto, no sólo están los barras K. También llegaron a Sudáfrica unos 150 integrantes de la “Banda de Lomas”, con algunos jefes de “la 12” boquense a la cabeza. No son K, pero están considerados la “barra oficial” por sus vínculos con el cuerpo técnico: son los que viajaron a Sudáfrica en el mismo avión que el Seleccionado y armaron tal escándalo a bordo que la tripulación debió advertirles que los haría detener en cuanto tocaran tierra si no se calmaban.

Contactos y finanzas

Los de la kirchnerista HUA viajaron a un costo de casi 4 mil dólares por persona. Gracias a gestiones “oficiosas”, se alojan en las instalaciones de un colegio de Pretoria, que adelantó las vacaciones de sus alumnos para recibir a los facinerosos argentinos: “Las entradas las consiguieron a partir de un contacto con alguien del gobierno, que hizo de puente con la AFA” (ídem). El “contacto” es Marcelo Mallo, jefe de HUA y “culata” de Rudy UIloa, el ex vendedor de diarios devenido en uno de los empresarios más poderosos del país al amparo de los Kirchner. Además, los puentes con la AFA están más tendidos que nunca gracias al negociado formidable del “fútbol para todos” por televisión, que llevó 150 millones de pesos de fondos públicos a las arcas de capo di tutti capi: Julio Grondona.

Los otros, los que no son K, echarán mano a sus recursos de siempre, en connivencia con dirigentes y con la policía: reventa ilegal de entradas, usufructo patoteril de los estacionamientos, explotación de puestos de comidas y bebidas en los estadios, comercialización de indumentaria deportiva oficial y venta de drogas en las tribunas. Esos son los “sponsors oficiales” de la patota argentina. Si no hay entradas para todos, Sudáfrica conocerá las trenzadas a las que nos tienen acostumbrados aquí. La violencia en el fútbol es parte orgánica de un aparato mafioso que involucra a dirigentes, políticos, policía, futbolistas, técnicos y hasta periodistas, que cuenta con protección y con financiamiento oficial.

Además de todo eso, tenemos matones de exportación.