Sociedad

18/1/2022

Berni, el helicóptero y el asesinato de Calvente

Patoteada playera y zona liberada por la Bonaerense.

Sergio Berni volvió a ser noticia con el helicóptero del ministerio de “Seguridad” que voló amenazante y a baja altura sobre una playa de Villa Gesell repleta de bañistas.

En su defensa, el patotero le reprochó absurdamente a los asustados turistas ser responsables del “peligro” (sic) que acarrea la voladura de sombrillas cuando hay vientos fuertes. Claro está que en este caso no se trató de un fenómeno meteorológico adverso sino del comportamiento irresponsable del ministro remanente de Kicillof, quien viajaba en el helicóptero y pudo haber provocado heridos y lastimados.

El silencio de Kicillof retrata al “Bernidependiente”. No es la primera vez que Sergio Berni aparece involucrado en hechos de descarada inseguridad ciudadana. El año pasado , el helicóptero que lo trasladaba a un acto de campaña electoral junto a su esposa Propato, actual diputada nacional, descendió sin previo aviso en la cancha de fútbol de un club infantil en Ensenada. No se trató de un aterrizaje de emergencia sino de pura impunidad y bravuconería. El caso trascendió por la valiente denuncia de una docente ensenadense.

La seguridad que el cuartelero Berni le promete a los capitalistas para defender los negocios inmobiliarios y la “propiedad privada” se la niega a la población trabajadora para reforzar el aparato represivo funcional al ajuste. Con un crecimiento de los contagios y los 190 fallecidos al inicio de la semana por la pandemia, el horno no está para bollos. Kicillof y Berni se curan en salud.

El episodio en las playas de Villa Gesell fue un acto de amedrentamiento en tiempos de una escalada pandémica y eliminación de protocolos que tiene ribetes explosivos. A la hora de sacar pecho, el jefe de la Bonaerense hace el ridículo: según Berni, desde el aire se veía la “amenaza” de una aglomeración de 300 jóvenes en la playa. Luego diría patéticamente que la mentada amenaza era en realidad un grupo de chicos y chicas que estaban bailando. Una ridiculez tras otra que igualmente delata al represor serial y sponsor -como Patricia Bullrich- de la baja de la imputabilidad para los menores hasta los 14 años. La persecución a la juventud lleva el sello del asesinato impune de Facundo Astudillo Castro, que el capo de la Bonaerense continúa encubriendo.

La afición de Berni por los helicópteros viene de la época en que, siendo secretario de Seguridad de Cristina Kirchner, bajaba itaka en mano en los piquetes obreros de la Panamericana para comandar la represión “nacional” y patronal. Un provocador al servicio de los capitalistas.

En paralelo con la patoteada playera, la muerte del hincha de independiente compromete por una u otra vía a la Bonaerense y a su jefe. El crimen es un retrato de la crisis social: fue la policía la que direccionó deliberdamente los micros de la hinchada contra el piquete de vecinos en la autopista Buenos Aires-La Plata, que cortaban la ruta protestando contra un corte de luz prolongado. Una situación que se repite en todo el Gran Buenos Aires y que obliga a los trabajadores a movilizarse contra la interrupción del suministro eléctrico, un lock out de las privatizadas para forzar mayores tarifazos. Un “clásico” de los privatizadores para que los trabajadores paguemos la crisis y las patronales se embolsen mayores precios y subsidios.

En un cálculo perverso y de los servicios de inteligencia, la “fuerza” de Berni estimuló el choque con los manifestantes para romper el piquete. Pretendió ser aleccionador y terminó trágicamente.

Pasadas 48 horas del asesinato de Juan Calvente, el hincha de Independiente, la demora injustificada de la autopsia que reclaman los familiares refuerza la presunción de que el la víctima pudo haber sido herido mortalmente por balas policiales. Sea esta la realidad o que Calvente fuese asesinado en medio de una zona liberada por los efectivos policiales después de roto el piquete, todo apunta a la responsabilidad de Berni y su Gestapo.

La provocación intimidatoria en las playas de Villa Gesell es mucho más que un desliz, como lo confirman las declaraciones de Berni amedrentando a los turistas. El ministro en tránsito a una futura coalición derechista con protagonismo propio explota el perfil de un Bolsonaro criollo compitiendo con Patricia Bullrich, quien por su parte le propuso ingresar a Juntos por el Cambio. Berni sigue forzando el despido que no llega.

El apoyo persistente al facho Berni de Baradel y las burocracias sindicales kircheristas y kicillofistas -incluidos sus aliados de “la patria grande”- dejó de ser un sapo atragantado para convertirse en un hábito alimentario que engorda a “izquierdistas” arribistas

El Frente de Todos excluye a Berni de la “Gestapo” contra los sindicatos, lavándole la cara al represor de Guernica y otrora infiltrado entre los mineros de Río Turbio. Bullrich sabe a quien elogia.

La afición de Berni por los helicópteros tiene mucho de simbólico en un país donde la foto del helicóptero está asociada a los fracasos de los gobiernos capitalistas, la rebelión popular y al Argentinazo del 2001. Más que nunca Fuera Berni y su maldita policía. No hay mayor funcionalidad a la derecha que el apoyo a un confeso derechista que proclama la aplicación de la pena de muerte e indulta a la corrupta y represora Bonaerense.