Sociedad

3/4/2020

Cambios, cuando hay que rematar las cosas de la casa para poder comer

La extrema vulnerabilidad de la mujer feriante

En los últimos años, frente a la creciente crisis que tuvo que soportar la clase obrera argentina, se desarrolló una forma de economía que había quedado atrás allá con el argentinazo y la crisis del 2000: el trueque. Pero regresó con algunas modificaciones acordes a la situación tecnológica que vivimos hoy, a través de grupos de compra-venta en Facebook y WhatsApp, en donde trueque pasó a llamarse "Cambios".  Estos grupos se presentan como compra-venta-cambios.


En ellos, las personas proponen cambios de un artículo por otro y mantiene esta misma mecánica en casi todo el país. El conurbano tienen una particularidad preocupante, se realizan por alimentos, así es como se ven miles de publicaciones de prendas de vestir en las que se piden por esta leche en polvo, fideos, arroz, entre otros, dentro de este pedido también se suma un artículo esencial, pañales.  “(…) Para pasar el día" suelen decir los miembros. 


La cantidad de grupos de Facebook, destinados a los cambios por mercadería asciende de una manera alarmante, conformando así grupos que rondan entre 10mil a los 100 mil usuarios.  El 90% de ellos son mujeres. Ellas conforman un nuevo tipo de feriante, ese que se stockea de elementos que encuentra en su hogar para cambiar por artículos de primera necesidad, el problema se agrava cuando ya no le quedan cosas para publicar en dicha red social. 


Despojándose de sus pertenencias por un plato de comida se ve en esta nueva forma de sustentabilidad la falta de asistencia del Estado en los barrios más empobrecidos de la provincia.


La situación de total vulnerabilidad de la mujer feriante siendo en muchas ocasiones sostén de familia, madre soltera, desocupada, trabajadora en negro, violentada por su pareja y por las instituciones, llega un punto insostenible en su economía diaria frente a la presente pandemia que le impide desarrollar sus actividades diarias que apenas alcanzan para alimentarse y alimentar a su familia.


Aun en los primeros días de aislamiento obligatorio se seguían viendo en las redes sociales publicaciones en sus muros personales, algunas conseguían ofertas, pero  en su gran mayoría solo recibía comentarios de alta agresividad con respecto a su "irresponsabilidad" de salir en la cuarentena. Estos mensajes de odio se multiplican en la clase más empobrecida del conurbano hasta el punto de exigir "mano dura" para que entren en escena las fuerzas represivas del Estado.


La deuda era con nosotras


Ninguna mujer pobre necesita más elementos para seguir siendo sometida por un sistema que la aisló ya hace tiempo. Los beneficios sociales que pueda llegar a percibir (plan social, AUH, tarjeta alimentaria) no son suficientes para atender el problema que atraviesa la mujer trabajadora desocupada, feriante o precarizada en negro, como es el caso de las empleadas domésticas que sus salario se encuentran entre los más bajos del país rondando los $17.000 mensuales. Frente a la crisis de sanidad se les sumó un nuevo problema, muchas de ellas fueron presionadas para seguir concurriendo a las casas particulares donde trabajan, recorriendo así largos trechos desde sus barrios, exponiendo su salud y la de su familia. En este caso muchas de ellas fueron despedidas o suspendidas sin goce de sueldo.


En este marco, realizaremos un relevamiento para organizar a las compañeras, para luego poner en pie reuniones para recuperar los puestos laborales y los subsidios correspondientes.



Desde el Plenario de Trabajadoras y el Polo Obrero exigimos para todas las trabajadoras precarizadas:


Subsidio de $30.000 hasta el final de cuarentena


Salario acorde a la canasta familiar


Licencias con goce de sueldo