Sociedad

1/7/2010|1135

“Comu” no se vende

La historia de los clubes de fútbol en la Argentina está íntimamente ligada a la clase obrera. Hasta por sus nombres, once de ellos están vinculados a los trabajadores del ferrocarril y uno está ligado a los trabajadores del correo.

Comunicaciones, fundado en 1931, se trasformó en un gran club social cuando en 1953 Perón le otorgó 17 hectáreas de tierra en una concesión de 99 años para desenvolver la actividad social y deportiva de los miles de trabajadores del correo. De ahí su nombre y sus colores amarillo y negro, los clásicos colores de los correos internacionales.

Nunca tuvo, a nivel del fútbol profesional, una llegada a primera división, pero sí se transformó en un gran club por la multiplicidad de sus actividades deportivas y sociales.

Desde hace 17 años, también se ha dedicado a la educación, allí funciona el instituto con jardín de infantes, colegio primario y colegio secundario.

Todo ese enorme centro deportivo y social está en peligro de extinción. Así como las privatizaciones extinguieron el correo del Estado, las pésimas administraciones fundieron un club que hoy está en la mira de poderosos intereses económicos que pretenden quedarse con el tercer pulmón verde de la ciudad.

Buitres

En el año 2000 se decretó la quiebra de Comunicaciones y, desde ese momento, comenzó la lucha por llevarse sus tierras, aunque sea a pedazos. Encabezó la jauría el Arzobispado de Buenos Aires, el que ofreció, a precio de remate, 280.000 pesos por una parte del club para colocar allí un salón y un altar de la Virgen Desatanudos (con demasiados devotos para su iglesia de la zona). Similar intento “non sancto” hicieron los evangelistas en competencia directa con el Arzobispado.

Los socios se opusieron y entonces llegaron otros interesados. El empresario de espectáculos Daniel Grinbank ofreció 10 millones para armar un anfiteatro y organizar recitales. Luego aparecieron Carrefour y el Shopping Alto Palermo, Macri, Barrionuevo (cuando controlaba Chacarita). Ahora la disputa de los buitres se ha establecido entre dos poderosos vinculados al kirchnerismo: Moyano y Hadad.

Moyano, además de querer quedarse con el predio para sus afiliados, pretende también quedarse con el club para seguir avanzando en su influencia sobre el fútbol, cuestión que le brinda réditos económicos y también sociales. Su hijo es el presidente del club de la Mutual de Camioneros, hoy en el “argentino C”. Su yerno maneja Barracas Central, Moyano, además, controla Alvarado de Mar del Plata y tiene fuerte influencia en la “barra brava” y en la directiva de Independiente.

Hadad, el otro poderoso interesado, quiere armar un nuevo Luna Park para hacer mega-recitales y además jugar la Davis de tenis. Ambos gestionan a fondo los favores del gobierno para quedarse con el club.

Por último, el organismo que administra la quiebra del Comunicaciones está dirigido por un elemento que es un viejo mercenario que ya estuvo en la quiebra del Hogar Obrero y tiene relaciones con la AFA: el abogado Fenochietto, quien es uno de los interesados en el desguace definitivo del club. Contra todos estos buitres, un grupo de socios defiende a “Comu” en una valiente campaña para que el club no se venda.

Los socios y el propio barrio deben defender Comunicaciones. Hay que rajar a los que dirigen la quiebra pues son los más interesados en rematar el club. Hay que ocupar las instalaciones, elegir en una asamblea de socios una dirección, no pagar la deuda que los socios no contrajeron y mantener el club para que siga siendo del barrio, brindando las actividades sociales y deportivas para las que fue creado. “Comu no se vende”.