Sociedad

13/9/2001|721

El Mundial del 2002

Para Alemania, el Mundial de fútbol de Japón/Corea se está transformando en un dolor de cabeza, y no sólo por el humillante 1-5 que la selección inglesa le propinó hace pocos días en su propias tierra.


Ocurre que el grupo alemán Kirch, una especie de TyC multinacional, le compró a la FIFA los derechos mundiales para la televisación de la Copa… pero no encuentra a quien vendérselos. La Kirch pagó por esos derechos ¡nueve veces! el valor los derechos televisivos del último Mundial y, como señala el directivo de un canal francés, “pretende venderlo por veinte veces más” (Le Monde, 30/8).


La Kirch y la FIFA, que está asociada a ella, han armado una fantástica ‘burbuja’ que puede terminar peor que la de Internet. Entre 1990 y 1998, los derechos de transmisión de los mundiales aumentaron en forma más o menos similar al número de espectadores. Pasaron de 55 millones de dólares (en Italia 90) a 78 millones (en Francia 98), un incremento del 41%. En el mismo período, el número de espectadores aumentó un 32%. Pero por los derechos de JapónCorea, la Kirch pagó nada menos que 754 millones de dólares. No hay cantidad de televidentes, al menos en este planeta, que justifique esos montos.


La Kirch confiaba en que la plata saldría del sistema ‘pay per view’ (codificado), es decir del saqueo de los televidentes obligados a pagar una tarifa especial para ver los partidos. Pero el ‘codificado’ no parece ser el negocio que prometía. Según las normas de la propia Fifa, los partidos de la selección de cada país deben ser transmitidos a través de una cadena gratuita. Es decir que los televidentes deberían pagar el ‘codificado’ para ver las selecciones de terceros países. Sin embargo, dada la elevada diferencia horaria entre Japón/Corea y los ‘mercados’ de Europa y América, esos partidos “no serán vistos por un gran número de televidentes”, en particular en la fase inicial (ídem). Esto sin mencionar que la recesión está golpeando a los potenciales televidentes.


Aunque las negociaciones continúan –y seguirán hasta que empiece a rodar la pelota–, ya se anticipa que el grupo alemán sufrirá fuertes pérdidas, que serían todavía mayores en el Mundial de Alemania (2006), por cuyos derechos de televisación la Kirch pagó 870 millones de dólares.


Después de la quiebra del grupo suizo ISL (que en la Argentina regenteaba al club San Lorenzo de Almagro), las gruesas dificultades que enfrenta el otro gran monopolio ‘deportivo’ mundial muestran que el fútbol no pudo gambetear la crisis mundial.