Sociedad

22/4/2010|1125

La carta postrera de Favaloro

"Galopando contra el viento"


El juez a cargo de la causa originada por el suicidio del Dr. Favaloro ha liberado –diez años después– la carta en la que explica oficialmente los motivos de su decisión.


Favaloro se suicidó un fin de semana. En uno de los últimos párrafos de su carta, revela el límite que no quería cruzar: “en la Fundación ha comenzado a actuar un comité de crisis con asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las primeras cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados, el lunes no podría dar la cara”.


La carta es, más allá de esta confesión personal, un alegato descarnado de la absoluta putrefacción e inviabilidad del actual “sistema” de salud, del cual fue protagonista.


“Jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al instituto. ¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno!”.


La denuncia incluye al Pami, que para cobrar exige ser parte “del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país” que funciona rigurosamente sobre la base de “retornos”.


O el régimen “universal”, por el cual “el médico deriva a los pacientes por el famoso ana–ana (equivalente al “fifty-fifty) por el que espera recibir una jugosa participación del cirujano”.


René Favaloro denuncia en su minuto postrero el “tarifario” que rige de conjunto en las prestaciones y da el ejemplo de un centro médico privado que es “nave insignia” del “sistema”.


“Instituciones de prestigio como el Instituto Cardiovascular Buenos Aires, con excelentes profesionales médicos, envían empleados bien entrenados que visitan a los médicos cardiólogos en sus consultorios. Allí les explican en detalle los mecanismos del retorno y los porcentajes que recibirán no solamente por la cirugía: los métodos de diagnóstico no invasivo…, los cateterismos, las angioplastías, etc., etc., están incluidas”.


Luego, “una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado visitará nuevamente al cardiólogo, explicará en detalle la operación económica y entregará el sobre correspondiente!”.


¿Cuál es la salida que propone Favaloro? “El que quiera negar que todo esto es cierto –escribe el cirujano– que acepte que rija en la Argentina el principio fundamental de la libre elección del médico, que terminaría con los acomodados de turno”.


Existen tres principios normativos de la vieja medicina liberal: la libre elección del médico, la libre prescripción del tratamiento –incluyendo los remedios necesarios– y el pago del acto médico.


Todos ellos han perimido bajo el peso de la concentración capitalista en el “negocio” de la salud, en cualquiera de sus escalas, desde la provisión de remedios hasta la atención en una clínica. La “libre elección” ha sido reemplazada por los designios de la corporación capitalista prestadora de servicios; la “libre prescripción” por el designio de los laboratorios que “guían” la compra de medicamentos a través del marketing y la compra de voluntades –el profesional que los recete, no importa su costo, será beneficiario del “retorno” correspondiente, del viaje de recompensa o del progreso en su carrera profesional catapultado de mil modos.


La contrapartida de este “sistema” de corrupción, inherente a la lucha de los pulpos capitalistas por su supervivencia, es la descalificación y el hundimiento salarial de miles de profesionales en clínicas privadas y públicas –lo que derrumba el tercero de los principios, el pago del acto médico.


La Fundación Favaloro fue una víctima del propio sistema que ayudó a crear.


Favaloro va a confesar el fracaso en ser actor del círculo privilegiado de la medicina capitalista: “En Estados Unidos, las grandes instituciones médicas pueden realizar su tarea asistencial, la docencia y la investigación por las donaciones que reciben. Las cinco facultades médicas más trascendentes reciben más de 100 millones de dólares cada una! Aquí, ni soñando”.


(Cuenta obsesivamente todos sus fracasos en los reclamos de auxilio al Estado, pero corre el segundo semestre de 2000 y el gobierno de la Alianza está empeñado en un ajuste que no podrá impedir la cesación de pagos y la quiebra capitalista poco más de un año mas tarde).


El cirujano eminente, creador del by pass (puente de arterias que reemplaza partes dañadas del sistema circulatorio), tenía un camino alternativo, que lo hubiera llevado a enfrentar la organización capitalista de la salud: ponerse al lado de sus “fieles” médicos cesanteados y enfrentar el crimen social producido por el vaciamiento interesado del hospital público.


En ese caso, ese “galopar contra el viento” al que alude hubiera cobrado un sentido.