Sociedad

26/5/2016|1412

La colonización del fútbol argentino

Todo indica que la lucha de gangsters por el control del fútbol argentino terminará en un acuerdo. Resulta útil, sin embargo, analizar en qué consiste el botín en disputa, más allá del resultado de la pugna entre el sector que lleva de figurón a Marcelo Tinelli (River, Boca, San Lorenzo, Racing) por un lado y, por otro, el de Hugo Moyano (Independiente) y su yerno Claudio “Chiqui” Tapia (Barracas Central y casi todo el ascenso)


Todo indica que la lucha de gangsters por el control del fútbol argentino terminará en un acuerdo. Resulta útil, sin embargo, analizar en qué consiste el botín en disputa, más allá del resultado de la pugna entre el sector que lleva de figurón a Marcelo Tinelli (River, Boca, San Lorenzo, Racing) por un lado y, por otro, el de Hugo Moyano (Independiente) y su yerno Claudio “Chiqui” Tapia (Barracas Central y casi todo el ascenso).


 


La piedra de toque es la organización de una Súper Liga empresarial (se discute si funcionará dentro de la AFA o afuera de ella), que implicará la colonización del fútbol argentino por camarillas empresariales y pulpos extranjeros: un paso decidido de transición hacia un sistema de sociedades anónimas como el que rige en la mayor parte de Europa. El acuerdo que ahora se discute, como se ha publicado en los medios, colocaría a Tinelli al frente de la Liga y dejaría una AFA “residual” a cargo de la programación del seleccionado y del ascenso (de la comercialización y el marketing de la Selección también se haría cargo Tinelli). La crisis, sin embargo, sigue abierta: es que el macrismo recela de darle al camionero y capo de Independiente el manejo de la AFA, aún cuando ésta quede reducida al manejo de los torneos locales. El diario El País, de España, habla de “guerra abierta” entre los dirigentes del fútbol de la Argentina, mientras emisarios del gobierno y de “los cuatro grandes” viajan a Europa para negociar una intervención a la AFA que no provoque sanciones por parte de la FIFA. Moyano, por su parte, ha respondido a las hostilidades de Tinelli (y Macri?) con la amenaza de un “paro del fútbol”. En función del gigantesco negocio en juego, estaría dispuesto a las “medidas de fuerza” que no estuvo dispuesto a hacer por los despidos. 


 


Esto se discute en medio de una crisis de profundidad sorprendente: la AFA libró, en solo dos meses, casi quinientos cheques sin fondos por 73 millones de pesos, y el cuerpo técnico del Seleccionado no cobra sus sueldos desde hace siete meses.


 


La “CEOcracia” en el fútbol


 


El más claro expositor del asunto fue Daniel Angelici, capomafia del juego y titular de Boca: “El presidente de la Liga va a ser un CEO, un profesional” (Infobae, 20/5). Angelici tuvo el mérito de decir con todas las letras de qué se trata: “En esta Súper Liga, más allá de profesionalizarnos, vamos a discutir de dinero y yo defiendo los intereses de Boca. Nosotros somos de los clubes que más generamos”. Es cierto, de dinero se trata. De mucho dinero. La única gran mentira de Angelici es que él defienda los intereses de Boca. Ni él defiende a Boca ni su aliado Rodolfo D’Onofrio defiende a River. Ellos representan intereses de camarillas empresariales que buscan repartirse un negocio enorme, y sólo en función de eso les interesan sus clubes.


 


El monto de dinero en juego tiene una magnitud por el momento desconocida hasta por los protagonistas de la lucha mafiosa que se libra en estas horas. A los derechos de televisación y publicidad (sólo por la ropa del Seleccionado, Adidas paga 32 millones de euros y se intenta renegociar por más) se añaden los de las apuestas en el fútbol, un negocio con el que quería quedarse Cristóbal López pero ahora es Angelici el que pretende morder un pastel que aún no entró en el horno.


 


Debe añadirse que el conflicto no es en modo alguno puramente interno. El desembarco de Barack Obama en Buenos Aires y Bariloche fue otro motivo de inquietud en la calle Viamonte y en las oficinas de Clarín y de Torneos y Competencias. Es que en el Air Force One llegaron también dos emisarios del magnate Ted Turner, propietario del pulpo televisivo internacional. Los yanquis se reunieron con el gobierno de las intenciones de Turner (Imagen Satelital SA en la Argentina) de ofrecer hasta 1.700 millones de pesos por la transmisión de los partidos de Primera División, e incluso de quedarse con un pedazo de lo ya comprado por Clarín y TyC; es decir los torneos del ascenso, la Copa Argentina, los amistosos del Seleccionado y los partidos por las eliminatorias para Rusia 2018. Turner también quiere comprar Telefé y C5N.


 


Por otra parte, la Súper Liga se jugará de agosto a agosto; es decir en coincidencia con los campeonatos europeos, lo cual facilitará la comercialización del fútbol local y hará confluir las temporadas de pases. En otras palabras: la colonización se completa. Lo que antaño se llamaba “el semillero” del fútbol argentino es ahora una incubadora, que ya permite a niños de 13 años emigrar a Europa, como fue el caso de Lionel Messi. Los clubes, que tuvieron en el pasado una función progresiva de vida social entre vecinos y simpatizantes, quedarán reducidos a la servidumbre respecto de los dueños del negocio. Las camarillas capitalistas que los gobiernan, y suelen hipotecarlos utilizando la venta de jugadores como garantía, seguirán siendo las socias menores de sus desfalcos, sostenidos a costa de esquilmar a socios y simpatizantes. Una metáfora de la Argentina del endeudamiento crónico y las bancarrotas regulares. Como también ocurre en el país, la quiebra de la AFA querrá ser resarcida con un operativo de recolonización a gran escala.


 


Así, el fútbol se ha convertido en un botín mafioso de capitalistas criollos, burócratas sindicales y pulpos imperialistas. Es tiempo de que socios y simpatizantes del fútbol tomen el asunto en sus manos para terminar con este despojo.