Se aproxima el día de la niñez y pensar en regalar un juguete es cada vez más difícil para los bolsillos golpeados de los trabajadores. A la una inflación del 113,4%, los tarifazos y la fuerte devaluación se le suma un fenomenal incremento en los precios de dichos productos infantiles.

“Consumidores Libres informó que, según un relevamiento efectuado en jugueterías y supermercados de la Ciudad de Buenos Aires, los juguetes para el día de la niñez, tuvieron un aumento promedio del 109,72 por ciento respecto al año 2022”. La suba más sensible es la muñeca Barbie, fabricada en Indonesia, que pasó de costar 1.500 a 5.670 pesos, que se traduce en un aumento de 278 por ciento. Le sigue la pelota común, con una suba de 252 por ciento: valía $1.390 y pasó a $4.900. Comprar una bicicleta sale un 185 por ciento más caro, ya que se vendía a 16.200 pesos en 2022 pero hoy no se vende por menos de $46.200” (El Sindical, 12/08). Los precios anteriormente informados son previos a las Paso y la devaluación superior al 20% acordada entre Massa y el FMI.

La pobreza y el hambre avanzan de forma veloz y feroz en la población más joven. Ya para febrero un informe de la Unicef calculaba que dos de cada tres niños y niñas se encuentran privados de los derechos básicos, como el acceso al agua potable, vivienda digna y hábitat seguro. “Hay unos 4,2 millones de chicos que tienen problemas para comer y dentro de estos padecen hambre severa un total de 1,6 millones” (El Cronista, 15/05).

Los precios en alza de los juguetes son el resultado de una política económica en beneficio a las enormes ganancias de los patrones de la industria del juguete. Mientras los salarios, jubilaciones y planes sociales se licuan. Esto no da más. Es tiempo de ganar las calles contra los políticos del ajuste, el hambre y la precarización permanente. Fuera el FMI. Por el trabajo, un salario mínimo igual a la canasta básica y recomposición salarial.

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