Sociedad

28/9/2017

Protestan los pobres que deja la Superliga de fútbol

"Los de la D tenemos que laburar"


El avance en la privatización del fútbol que supone la puesta en pie de la denominada Superliga, profundiza de manera brutal la brecha que separa a los clubes “grandes”, los más lucrativos, alrededor de los cuales se arman los grandes negocios y negociados de ese deporte, y los clubes “chicos”, que son una especie de hermanos muy pobres, que quedan abandonados en la banquina, sin participación en la distribución de la torta.


 


Los clubes pobres que, de acuerdo a como está estructurado el proceso de reducción sistemática del grupo de los “selectos” –que serán sólo 20 en poco tiempo más– conformarán una enorme mayoría que deberá vivir de las migajas del negocio que les dejen caer los que manejan la plata grande y que ahora tienen como un jugador de peso a Fox y Turner.


 


Apenas comenzado el manejo de la trasmisión del fútbol por parte de esta sociedad entre las dos megacadenas internacionales, comenzaron a manifestarse algunas de las consecuencias nefastas de su ingreso al negocio.


 


Los jugadores del ascenso –en particular los de las Primeras C y D– decidieron hacer público su reclamo de que no se les fijen fechas los días de semana en horarios de la tarde porque ellos no viven –ni pueden vivir– de jugar al fútbol. Ellos, además de defender los colores del club, deben trabajar para parar la olla.


 


Los planteles de Centro Español y Liniers protestaron el martes pasado con una bandera, antes de comenzar el encuentro que debían disputar y que la AFA había programado para las 15.30 horas y se viralizó rápidamente. Esto obliga a muchos a tener que pedir permiso en sus respectivos trabajos para cumplir con la decisión arbitraria de la AFA.


 


La AFA de los negocios no atiende tampoco, claro, a los hinchas de esos clubes que no pueden ir a la cancha porque también deberían abandonar sus tareas laborales para poder asistir a ver el partido. Estos no son horarios para que, en los días de semana, la AFA programe  partidos de los clubes de Primera A. Negocios son negocios.


 


Este proceso también está dejando a un lado a los hinchas y socios de los clubes grandes. Para poder ver los partidos por televisión ahora habrá que pagar un plus de $300 actualizable, que se suma al abono del cable (será a partir de noviembre por pedido del gobierno para que no influya en el ánimo de los votantes en octubre).


 


La vida de los clubes cada día tiene un manejo más alejado de los socios. Verdaderas camarillas empresario-mafiosas los tienen rigurosamente copados y ellas son también las que digitan las cuotas de socios –crecientemente altas y alejadas de los bolsillos de los sectores de menores ingresos.


 


Las camarillas de los clubes han realizado una abierta expropiación a los socios y a sus antepasados, quienes fueron los creadores de los clubes.


 


Alejado por completo de toda función social, de promoción del deporte, de impulsar la salud física y psíquica de los jóvenes, el fútbol, que desde hace mucho hace lo contrario, está colonizado por camarillas empresariales, de barrabravas y burócratas, socios menores de las grandes cadenas imperialistas de televisión.


 


Sólo los socios y simpatizantes organizados podrán evitar ese derrumbe y salvar al fútbol.