Sociedad

1/4/2020

Respecto a una columna de Jorge Aleman

Los intelectuales en cuarentena y la miseria del populismo “nac and pop”

Psicoanalista. Profesional de la Salud Mental

La frase atribuida a Bertolt Brecht que afirma “nada más parecido a un fascista que un pequeño burgués asustado” siempre resultó de uso común para describir las conductas de las clases medias y la pequeño burguesía –especialmente de su intelectualidad- en las situaciones más álgidas de la lucha de clases, cuando la burguesía solo puede recurrir al fascismo para evitar un ascenso revolucionario de las masas bajo la dirección del proletariado.


La frase se asemeja a la conducta frente a la catástrofe social capitalista mundial agudizada por la pandemia mundial del COVID-19, de algunos referentes de la “intelligentzia” kirchnerista, divulgadores del llamado “populismo nacional y popular”. Cunde el temor frente a un eventual estallido social que su “capitalismo democrático antineoliberal” no pueda contener a través de sus propias organizaciones sociales.


El psicoanalista y escritor Jorge Alemán (quien desde hace décadas está radicado en Madrid luego de su exilio en la última dictadura militar), uno de los máximos militante intelectuales del populismo, marcha a la cabeza de la cruzada de promover la militarización de las barriadas obreras como política de Estado frente al agravamiento que podría plantearse con la extensión de la cuarentena. 


En un artículo titulado “La Guerra” publicado por el portal web La Tecla el domingo 29 de marzo, Alemán sincera lo que desde Prensa Obrera venimos sosteniendo desde que la cuarentena fue decretada, principalmente en lo referido a sus consecuencias en los sectores más explotados y vulnerables . Esta vez sin sus galimatías habituales, sostiene que la cuarentena “…es absolutamente desigual como no podría ser de otro modo, hay quienes tienen refugios muy precarios, otros que no protegen nada, y por último una intemperie habitada por miles de hombres y mujeres que carecen de inscripción simbólica como «ciudadanos» y sencillamente son vidas que transcurren en la supervivencia de las calles”. 


Claro está, la preocupación manifestada por Alemán se orienta a modo de advertencia a alertar al Estado en general y al Gobierno Nacional en particular (del cual el autodenominado psicoanalista populista es partidario) sobre las consecuencias en un escenario de incremento de “conflictividad social”. Ocurre que Aleman (como el mismo gobierno) toman nota que con la Iglesia y las organizaciones sociales alineadas con el mismo Gobierno, ya no alcanzaría para la “contención social”. ¿Qué propone Aleman? La militarización de los barrios. Sin ponerse colorado, afirma que “…Se impone una nueva relación entre los movimientos sociales, las organizaciones militantes y las fuerzas armadas y de seguridad coordinadas desde el Estado en un nuevo proyecto de soberanía popular. No existirá control de la pandemia en los lugares donde no se puede cumplir con la cuarentena sin unas fuerzas armadas integradas al gobierno popular…”


Claro como el agua. En sintonía con el “dar vuelta la página” de Alberto Fernández (que ya había comenzado en los últimos años del Gobierno de Cristina Kirchner con la irrupción en escena de Milani y “el rol social de las Fuerzas Armadas”) y la inclusión del Ejército en la “organización logística” de la asistencia social en los barrios carenciados en el marco de la cuarentena .

 Alemán nos plantea unas nuevas fuerzas armadas y represivas “deconstruidas” por el “Estado en un nuevo proyecto de soberanía popular” que podrían estar en una nueva relación con “los movimientos sociales y las organizaciones militantes” (oficialistas, claro).  Un verdadero disparate pero por sobre todas las cosas una orientación política peligrosa en sintonía con su propia versión de “reconciliación” con las fuerzas represivas del Estado.


El planteo del intelectual kirchnerista no es nuevo. Con la asunción de Cámpora en 1973, la Juventud Peronista ligada a Montoneros intentó llevar a cabo el llamado “Operativo Dorrego”, que consistía en un acercamiento a un sector “nacionalista” del Ejército para realizar tareas asistenciales en los barrios. El “Operativo” fracasó por completo y lo que vino después es conocido por todos. 


Por supuesto, de ningún modo Aleman ni siquiera insinúa como medida de Estado la inmediata suspensión del pago de la deuda externa para destinar los recursos al sistema de salud público y poder hacer frente a la catástrofe sanitaria y social de la pandemia por el COVID-19. No es menor recordar que dos días después que Alemán nos propone la intervención de las Fuerzas Armadas para “controlar” la pandemia ”en los lugares donde no se puede cumplir con la cuarentena”, el Gobierno Nacional se apresta a pagar 250 millones de dólares por el cupón de bonos “discount” y 1.850 millones de pesos por una letra anteriormente “reperfilada”.


Cuando las papas queman y se plantea con mayor crudeza que la crisis la paguen los capitalistas y una salida a través de la organización revolucionaria y socialista de las masas, la intelectualidad “progresista”, defensora del régimen capitalista “democrático” (como hace años se encarga el propio Alemán de aclarar), también rinde culto al clásico axioma de Brecht: “No hay nada más parecido a un fascista que un pequeño burgués asustado”.