Esta semana se conoció que Julián Segovia, de la Dirección General de Tierras del municipio bonaerense de San Miguel, viene extorsionando a los vecinos que viven hace más de 15 años en los terrenos de lo que se conoce como el campo Canale. Este barrio de emergencia se encuentra en un lateral de dicho campo, en el cual hay unas setenta casas de material habitadas por familias trabajadoras.

El municipio se aprovecha de la precariedad y la falta de titularidad de las viviendas para extorsionar a los vecinos, diciéndoles que sin no aceptan el ofrecimiento de un millón de pesos o irse para Rodríguez se quedarán sin nada. De este modo, vienen expulsando a los vecinos de la zona y demoliendo las viviendas de los vecinos que cedieron a las extorsiones.

La motivación para semejante atropello  es cumplir con las exigencias de Eidico, una empresa inmobiliaria que se encarga de construir barrios privados. En este caso es el complejo “Pueblo vista” que incluye dos barrios privados, “Village joven” y “Village plaza”, cubriendo la totalidad del predio.

Sumando ambos proyectos, explotarían la renta de 765 lotes de 648 metros cuadrados a valor de 650 mil dólares cada uno, aumentando el valor del metro cuadrado y encareciendo el valor de las viviendas y alquileres, sumado al incremento de los impuestos y profundizando la política de expulsión de las barriadas populares.

Relaciones carnales

Otro dato de importancia es que el dueño de Eidico es el empresario Jorge O’Reilly, un miembro del Opus Dei que fue asesor adhonorem de Sergio Massa en su paso por la jefatura de Gabinete del gobierno de Cristina Kirchner, hoy presidente de la Cámara de Diputados.

Con este vínculo con Massa, Jorge O’Relly avanzó en varios proyectos como el “Barrio San Matías” en Escobar, que suscitó una crisis por denuncias de los vecinos a quienes Sujarchuk les quiere hacer pagar dicho emprendimiento. Algo similar ocurre con su proyecto “Santa Rosa” sobre ruta 5 en La Pampa; allí cuenta con la amistad del hermano del intendente Luciano Dinapoli, quien ejerció una enorme presión para que se modificara el código urbano para arrancar con dicho proyecto.

No resulta raro que el municipio ceda a las exigencias de este personaje, ya que De La Torre fue candidato de Massa cuando este rompió con Cristina y además comparten la política antiderechos del Opus Dei.

Como se ve, a la hora de entregar los últimos espacios verdes en función de las ganancias a los empresarios amigos del poder no existe ninguna grieta.

Vamos por una organización independiente del municipio y los especuladores para exigir y arrancar una solución integral de vivienda para los vecinos.

Viviendas dignas para todas las familias involucradas.

Basta de aprietes y presiones.

Ningún desalojo.

 

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