Sociedad

4/4/2013|1262

Tiempos católicos

Fue título destacado de tapa, el sábado 30 de marzo, de Clarín y La Nación. La portada del servil Tiempo Argentino no se quedó atrás: "Efecto Francesco: multitudinario vía crucis en el país". La reconversión del oficialismo es casi completa; los críticos, en espantosa minoría, se han llamado a silencio, en especial luego que el ex juez español Baltasar Garzón ‘fallara' a favor de la alianza con Francisco.


Macaneo ecuménico


Cuando se compara la reacción que suscitó la designación de Bergoglio en Argentina, con lo que sucedió en Polonia cuando fue consagrado el nativo Wojtila como Juan Pablo II, se ve que la propaganda oficial se va de boca; relativamente, en Argentina no pasó gran cosa a nivel popular, aunque sí estimuló las trenzas para formar una coalición ‘peronista' para octubre, que no tiene para mucho si no atrae a Scioli.


De Varsovia a Buenos Aires, las circunstancias históricas difieren. Juan Pablo II llegó al poder como parte de un largo operativo de impulso de la restauración capitalista en la vieja URSS, promovido mucho más por la burocracia que por el imperialismo. El operativo restaurador desató una enorme crisis de régimen y una fuerte insurgencia obrera. Bergoglio ha sido eyectado a la cúpula de la Iglesia en el cuadro de un derrumbe del Vaticano y de distritos fundamentales de la Iglesia, como México, Estados Unidos, la re-católica Irlanda e incluso Alemania. Es una crisis que ha provocado delitos de sangre y delitos mayúsculos. Se desarrolla, además, en el marco de un derrumbe de la Unión Europea e Italia. Los pocos miles que poblaron el centro porteño el "viernes santo" revelan también la cautela con la cual la Iglesia mueve su tropa ahora, empeñada no tanto en confrontar con el gobierno como en procurar un pacto de convivencia.


Hay algo más que apenas se ha filtrado entrelíneas en los mares de tinta que acompañan el "francesquismo". El candidato de buena parte del oficialismo K para la disputa papal no era Franceso sino el cardenal Leonardo Sandri, un enemigo de Bergoglio, amigo de la extrema derecha de la curia nacional, ligado a lo más podrido del "partido romano", sus negociados y crímenes, y ligado también a la burocracia sindical de la CGT Balcarce que prohijó el gobierno. En el súbito "bergoglismo" K, la dosis de hipocresía tiene niveles tóxicos. El hombre que reemplaza a Bergoglio en la jefatura del arzobispado porteño, Mario Aurelio Poli, hizo carrera en La Pampa cuando fue a arreglar el exilio de dos curas que habían hecho desastres con la explotación sexual en una orden de monjas lugareña. Poli llegó a Santa Rosa en agosto de 2008, en medio del escándalo por las denuncias contra el Instituto Servi Trinitatis, una organización secular acusada de maltrato, trata de personas y reducción a la servidumbre. Sin estridencias, logró que los hombres de sotana eludieran la Justicia y fueran enviados al "exilio".