La vivienda es un derecho negado por todos los gobiernos. La situación habitacional en Argentina y en la Ciudad de Buenos Aires se viene agravando de manera permanente. El número de personas con algún problema de vivienda en el país asciende a 4 millones y en CABA casi 400 mil viven en villas o asentamientos. Los cortes de agua, de luz, la falta de cloacas y el hacinamiento son moneda corriente. En la ciudad, casi el 40% de la población no es propietaria y debe pagar alquileres cada vez más caros, que suben incluso por encima de la inflación y cuya situación no ha sido mejorada con la ley de alquileres. La especulación inmobiliaria y la venta de espacios verdes y públicos fueron las únicas políticas en materia habitacional votadas en la Legislatura porteña en el último tiempo.

La orientación del gobierno de Fernández en el país y de Larreta en la Ciudad es destinar los recursos al pago de la deuda y seguir las políticas del FMI en lugar de garantizar un derecho básico como el acceso a la vivienda. La derrota electoral del gobierno nacional ha sido producto de esta línea de ajuste y de la situación que sufren millones de trabajadores que se encuentran bajo la línea de pobreza. Mientras tanto, en la Ciudad, Larreta y la “oposición” peronista en la Legislatura votan leyes en beneficio de los especuladores inmobiliarios, regalando tierras públicas o concediendo la posibilidad de construir torres de lujo, como en Costa Salguero, en la Costanera Sur o el avance con convenios urbanísticos que nada tienen que ver con los intereses de la mayoría de la población. Estos negociados son producto de los pactos entre ambos bloques patronales.

Lucha y organización

La pelea por el acceso a la tierra y la vivienda en la Ciudad tiene referencia en procesos de lucha como la toma “Fuerza de Mujeres” de la Villa 31 que ya lleva más de 2 meses, la ocupación de un terreno en la 21-24 frente a la imposibilidad de acceder al Procrear por los altos ingresos requeridos, que ningún trabajador en la informalidad o desocupado podría tener y a los que solo accede una limitada capa de trabajadores registrados.

La recuperación de edificios para vivienda, como la histórica casa de Santa Cruz 140 o la casa Ancaste, la lucha por la urbanización de todas las villas de la ciudad, de la 20 en Lugano, la 1-11-14 en Bajo Flores, La Carbonilla en Paternal, El Playón en Chacarita, y la pelea por el acceso a un subsidio habitacional sin trabas y con un monto que alcance para pagar un alquiler de manera transicional hasta que se garantice una vivienda definitiva, son parte de una pelea general frente a las políticas que han llevado adelante todos los gobiernos de las últimas décadas.

Otro aspecto de la especulación inmobiliaria es la reducción de los espacios verdes que ya de por sí son escasos en la ciudad. La venta de estos terrenos y su modificación sin evaluación del impacto ambiental reduce la capacidad de absorción ante las lluvias, produciendo inundaciones que afectan particularmente a las barriadas más pobres. Este avance viene siendo enfrentado por organizaciones ambientalistas y vecinos, como los más de 7 mil inscriptos en la audiencia pública que trataba el proyecto de torres en la Costanera Norte.

Por una ciudad para los trabajadores, no para los especuladores

Es necesaria la unión y la organización de todos estos sectores en lucha, por lo que impulsamos una asamblea de vivienda el próximo jueves 30 a las 17hs en Plaza Congreso para discutir un programa de salida a la crisis habitacional y un plan de lucha hasta conseguirlo. ¡Vamos por el derecho a vivir en la ciudad!