Universidad

6/12/2018|1531

Congreso de la FUBA: Vamos por la derrota de Franja Morada y el Rectorado

Presidente de la FUBA

Los nuevos presidentes electos de los centros de estudiantes de la UBA se dieron cita en el local de la Fuba, de Uriburu 920, el 5 de diciembre. El objetivo era reunir a la Junta Representativa para convocar al Congreso Ordinario de renovación de autoridades de la federación, que quedó fijado para el próximo lunes 10, a las 17 horas. La nueva composición de la Representativa reflejó el cambio de la situación política en la UBA. Tras las grandes luchas de 2018, por el aborto legal y en defensa de la universidad pública, el bloque morado-pejotista, que a mitad de año había querido usurpar la federación mediante el fraude perdió tres de los siete centros que dirigía: Medicina, Sociales y Agronomía. Hoy, las fuerzas opositoras al macrismo y al Rectorado de Barbieri cuentan con una mayoría incuestionable de nueve centros sobre 13. A tal punto es así que hasta la Nuevo Derecho, que responde al Partido Socialista de Roy Cortina, se hizo presente en la Junta Representativa avalando las actuaciones realizadas.


De dónde venimos


La convocatoria al Congreso de la Fuba pone fin a un ciclo que se inició en 2013, cuando la izquierda se impuso en la mayoría de los centros al calor del impacto que el ascenso del Frente de Izquierda provocó en la universidad. En ese entonces marcamos, sin embargo, la contradicción que implicaba que ese ascenso no tenía traducción en una movilización activa del estudiantado. En ese cuadro de impasse, no fue la izquierda sino el macrismo y los radicales los que consiguieron capitalizar para sí la retirada del gobierno de CFK y Kicillof, cuando ellos mismos empezaron el ajuste, el pacto YPF Chevron, la deuda con el Club de París y el ataque a la docencia y la educación pública.


En la universidad, la polarización Scioli-Macri en 2015 terminó de volcar al campo K a agrupaciones como La Mella, que hasta entonces se reivindicaban de una supuesta “izquierda independiente”. El fortalecimiento que la Franja Morada logró durante este período se chocó contra límites muy precisos. La izquierda, y en particular la UJS-PO, logró establecer una línea de resistencia en los centros, con grandes batallas en Veterinaria o la Fadu. Durante estos años, el kirchnerismo en retroceso se negó a apoyar a la izquierda en la Fuba, al punto de sabotear sus congresos en yunta con la Franja. Ante la impotencia para desplazar a la izquierda, los morados debieron erigir su “Fuba” fraudulenta cooptando a sectores como el MLI o la UES, que se pusieron “en venta” tras la derrota nacional del peronismo. Así y todo, y a pesar de contar con el aval del Consejo Superior y los grandes medios, no lograron superar los 65 delegados de 130 en junio de este año, por lo que debieron truchar dos delegados para esgrimir una falsa mayoría.


Quiebre


La entrada en acción de millones de mujeres, la movilización docente-estudiantil del 30 de agosto -la más grande que se tenga memoria- y su réplica en la ocupación de las facultades fueron los grandes motores que modificaron el cuadro de situación. Como telón de fondo, el vertiginoso fracaso del macrismo en levantar la bancarrota económica del país. La intensa lucha política que se vivió al calor de estos procesos entre la izquierda y el kirchnerismo no terminó de clarificarse ante los ojos de la masa estudiantil. A la hora de las elecciones, en facultades como Sociales o Psicología, las agrupaciones nacionalistas lograron disimular sus pactos con el clero contra el aborto o con los rectores contra la huelga docente. A eso contribuyó, indudablemente, el pasaje de nuevas agrupaciones de la (ex) izquierda, como La Corriente o La Dignidad, al campo “nacional y popular”, ahora bajo el mantra de una eventual vuelta de CFK. Es notable que, a pesar de esta situación, haya sido la UJS-PO la agrupación que logró colocarse como la primera fuerza opositora al Rectorado, si tomamos el peso individual de cada corriente. La izquierda revolucionaria demostró capacidad para influenciar a un movimiento de masas de la juventud y acaudillar, como ocurrió en Medicina, a miles y miles de estudiantes contra las fuerzas del gobierno y el Rectorado. Un sector del FIT, el PTS, se autoexcluyó de estos procesos, haciendo gala de un sectarismo que opera como el taparrabos de un electoralismo febril centrado en dos candidatos.


Hacia dónde vamos


La nueva Fuba que queremos poner en pie el próximo lunes reflejará las contradicciones del conjunto del proceso político. Tras derrotar a Franja Morada y el Rectorado, ni la izquierda ni el kirchnerismo podrán exhibir una mayoría propia. Será una Fuba en disputa. La nueva composición de la Junta Ejecutiva seguramente expresará la relativa paridad que existe en las direcciones de los centros y los delegados de la Fuba. Lejos de entrar en el callejón sin salida de la parálisis, el método que proponemos es abordar la crisis excepcional del país y el brutal ajuste que amenaza a la universidad y la educación pública apelando a la intervención masiva del movimiento estudiantil. Las reuniones quincenales regulares y públicas de las juntas Ejecutiva (la conducción y secretarías de la Fuba) y Representativa (las presidencias de los centros) permitirán que lo que no se salde en el debate entre las fuerzas sea colocado, dos semanas más tarde, a votación de los centros previa realización de asambleas, consultas y reuniones en las facultades. A eso apunta, también, la convocatoria a un Congreso Extraordinario en el inicio de clases del año que viene, precedido por debates, comisiones, paneles y asambleas de los centros.


El movimiento estudiantil que despertó a la vida política y derrotó a los agentes del macrismo y el Rectorado en los centros debe seguir su curso. La disputa por la dirección de este movimiento entre la izquierda socialista y revolucionaria y el nacionalismo burgués se dará ahora desde un lugar privilegiado: la propia conducción de la Fuba, para transformarla en un canal de la lucha y organización del movimiento estudiantil contra la ofensiva fondomonetarista.