Universidad

26/4/1994|417

Córdoba: Gran movilización en la Facultad de Derecho

Una ordenanza reciente, votada por unanimidad por el Consejo Directivo de la Facultad de Derecho, ha generado una gran rebelión estudiantil. Llamada Nuevo Régimen de Cursados y Evaluación, la ordenanza modifica totalmente el régimen anterior.


De dos clases teóricas semanales se pasa a un sistema con dos clases teóricas más dos clases prácticas semanales. La pretensión de que esto “elevaría”  el nivel académico es falsa.


El resultado es una superposición horaria tal que hace imposible el cursado del total de las materias del mismo año. Equivale más o menos a treinta horas semanales de clases, algo que es incluso físicamente imposible en la Facultad de Derecho por la cantidad de estudiantes que tiene. No hay aulas suficientes, ni docentes, ni materiales para garantizarlas.


Hay materias que dictarían su último teórico a las 18,30 horas con lo que se elimina prácticamente el turno noche.


La única forma de cursar todas las materias es asistir a clases en distintos turnos algo que los estudiantes que trabajan no pueden hacer.


Esto ha generado una gran bronca en los estudiantes y un clima de discusión permanente en los pasillos y en las aulas.


Dos organizaciones que votaron la ordenanza comenzaron a juntar firmas para derogarla, y una de ellas, la JUP, llamó a una asamblea, en un intento por capitalizar la indignación de la gente.


Sin embargo, cuando a la primera asamblea concurrió todo el turno noche, se vio que el movimiento tomaba características propias. Sobrepasó a todas las organizaciones políticas de la Facultad que habían intentado “encauzar” la protesta. El reclamo por la derogación es unánime y el repudio a todos los consejeros derivó en un repudio a cualquier tipo de organización política que se presentara en la asamblea.


Se eligieron delegados diferentes para que coordinaran las asambleas y a los que aparecieron más de una vez en esta función se les exigió su inmediato retiro.


Lo más característico de este movimiento es, sin embargo, una claridad impresionante sobre el objetivo que persigue (la derogación).


Es muy probable que el Consejo tenga que suspender las clases para desmovilizar a los estudiantes, hasta que se rearme el programa de cursado y su implementación. Si la movilización crece es muy probable su triunfo.


Sea como sea, el estado de ánimo de los estudiantes ha dado un giro, de un cuadro de aparente indiferencia ante los ataques del gobierno hacia la Universidad, ahora se ha revelado que en realidad hay una gran indignación contra los partidos patronales y oportunistas, y que los estudiantes están dispuestos a defender sus propios intereses.


18/4/94