Durmiendo con el enemigo

La Asamblea Universitaria de Mar del Plata cumplió la función que le estaba asignada por sus organizadores: presentar un frente común entre la FUA, la Conadu y las autoridades de las Universidades Nacionales, contra el proyecto de Ley de Educación Superior votado en la Cámara de Diputados, habilitando al rector Shuberoff para retomar el liderazgo de la “oposición” al proyecto oficial con ese respaldo político. Como expresión de esta “unidad contra el gobierno”, las comisiones de la Asamblea, presididas todas por rectores, sacaron despachos por acuerdo. Esto sólo fue posible, ocultando las divergencias entre las partes con malabarismos verbales.


En la comisión sobre “cogobierno”, que presidió Shuberoff, quedó clara la oposición a la incorporación del claustro único y de los no docentes al gobierno universitario. La fórmula de “consenso”, en este caso entre los rectores y los docentes, ha sido que las universidades resuelvan por estatuto cómo es el cogobierno. Pero, ¿quién lo resolvería? ¿Las actuales autoridades, que se oponen al claustro único, en base a estatutos proscriptivos que consagran la hegemonía profesoral? Los compañeros de la Conadu que concurrieron a la Asamblea parecen no advertir que están “durmiendo con el enemigo”, que tiene como único punto de disidencia con el gobierno mantener el manejo del aparato político (y económico) de las universidades nacionales, pero que coincide con el proyecto oficial de transformación universitaria. Es este gobierno autónomo el que lleva adelante un plan de reforma universitaria integral, con acortamiento de carreras de grado (único tramo para el que se rechaza el arancel), posgrados pagos con cupos y examen de ingreso, y privatización del funcionamiento universitario mediante la venta de servicios, las consultorías, la integración de fundaciones, la formación de empresas mixtas, etc. Esta política no esperó la nueva ley: fue habilitada por el decreto 1215/92 del menemismo, del que todas las universidades han hecho uso y abuso.


Shuberoff inició la semana en el despacho de Eduardo Menem, presidente del Senado: “Me voy alentado de esta entrevista porque nos garantizaron que no habrá un tratamiento tan liviano del tema como en Diputados. Antes, se consultará con todos los bloques y con los miembros de la Comisión de Educación” (La Nación, 27/6). Entre las objeciones que enunció ante La Nación se refirió a que “… tampoco es bueno que se equipare políticamente a un ayudante de trabajos prácticos con un profesor titular” (ídem).


El miércoles 28, el Consejo Superior de la UBA recibió la visita de los senadores Cafiero, de la Rúa, Genoud, Storani y Cendoya. “Veremos qué podemos consensuar” —dijo Cafiero, pero agregó: “Hay limitaciones a la capacidad de consensuar, dadas las circunstancias en las que el proyecto fue votado”. Shuberoff le retribuyó: “Ahora se vislumbra la luz al final del túnel, es una manera de afianzar la confianza en las instituciones políticas para saldar conflictos” (La Nación, 29/6). El consejero Franco reclamó a los senadores que no se había respetado el consenso logrado antes del 31 de mayo, pidiendo tácitamente volver a ese punto. La decana de Arquitectura, Carmen Córdoba, manifestó su acuerdo con Shuberoff en contra del claustro docente único.


Ese mismo día, la FUA hizo pública la nota de un funcionario del Banco Mundial felicitando a Del Bello por la media sanción: “Esa sanción viene en buen momento. Precisamente cuando yo estaba finalizando la documentación del proyecto para la presentación a la Junta Ejecutiva del Banco el 6 de julio. Eso va a facilitar mucho la aprobación del proyecto” (La Nación, 29/6).