Universidad

10/5/2017

El gobierno presiona para desarticular y contener la protesta universitaria

Defendamos la convocatoria de la Fuba y AGD para marchar a Plaza de Mayo el 16.

Presidente de la FUBA


Las reuniones entre sindicatos docentes y federaciones estudiantiles para organizar la marcha nacional educativa del próximo martes 16 reeditaron la discusión del año pasado sobre el destino de la movilización: si Plaza de Mayo o el Palacio Pizzurno (Ministerio de Educación). La desavenencia sobre el punto, en apariencia insustancial, expresa por el contrario choques de intereses sociales y estrategias políticas opuestas.


 


El gobierno de Macri está interviniendo directamente en la disputa con el objetivo de desarticular el movimiento. El operativo oficial consiste en presionar a los rectores con los fondos del Fundar (4300 millones), que el ministerio de Esteban Bullrich maneja a discreción: aquellos que, como ocurrió el año pasado, decidan alentar la movilización se verían privados del acceso a estos recursos.


 


La presión del gobierno y los rectores tuvo su impacto entre los gremios. El sindicato Fedun, enrolado en la CGT y asimilado al régimen universitario, ya planteó que no se moverá de Pizzurno, descartando la convocatoria que la AGD-UBA y el Congreso Extraordinario de la Fuba habíamos promovido a Plaza de Mayo. Mientras AGD y la Conadu Histórica van a cumplir 22 días de huelga, Fedun no realizó hasta el momento un solo día de paro.


 


Los gremios docentes y las federaciones estudiantiles dirigidas por el kirchnerismo son partidarias de aceptar el límite del Palacio Pizzurno y no avanzar hacia la Plaza de Mayo. Como en 2016, defienden esta política en nombre de la "unidad" con los rectores y sus gremios. Olvidan que esas mismas autoridades son las que se niegan a aplicar el convenio docente y vienen de firmar con el gobierno un plan de privatización de las carreras universitarias. Ahora mismo, la Universidad del Comahue vive un conflicto por la voluntad de sus autoridades de tercerizar y despedir trabajadores de limpieza.


 


La marcha del 12 de mayo del año pasado ya había mostrado esta grieta que desgarra por dentro a la universidad. Lejos de unificarse frente al macrismo, la universidad se divide entre los estudiantes y trabajadores que sufrimos el ajuste, y las autoridades que se valen del mismo para desarrollar sus negocios de posgrados pagos, flexibilización laboral y convenios con empresas. 


 


En 2016 el kirchnerismo, sus rectores y agrupaciones docentes y estudiantiles se quedaron en Pizzurno, mientras que la masa que se había movilizado se abrió paso a Plaza de Mayo, junto a las federaciones docentes y estudiantiles independientes dirigidas por la izquierda. Esta demostración de independencia frente al régimen fue clave para presionar al gobierno y arrancar el aumento salarial de 35%. Lo mismo ocurrió en el Conicet, cuando la toma de una semana promovida por Jóvenes Científicos Precarizados (JCP) permitió reincorporar a 500 investigadores, superando a quieres querían evitar un choque con el Directorio.


 


Hoy, el movimiento estudiantil y docente se encuentra frente a la misma disyuntiva. Mientras las federaciones de Franja Morada se dedican a atacar la huelga, el kirchnerismo y las agrupaciones que se acoplaron al FpV (como en el caso de La Mella) pretenden reducir su alcance sacando de la mira a la Casa Rosada. La UJS llama a rechazar el operativo del gobierno y la contención montada por los rectores y el régimen universitario. Por el salario, el convenio, el boleto y para conquistar todas nuestras reivindicaciones, el martes 16 copemos junto a la FUBA, la AGD y JCP la Plaza del poder político.