Universidad

3/8/2017

Fabio Kalesnik, un compañero extraordinario


El 16 de julio pasado falleció Fabio Kalesnik, biólogo, docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, reconocido y premiado como investigador del Conicet, miembro fundador de la AGD en dicha facultad y un tipazo, como lo reconocen colegas, compañeros, estudiantes, amigos.


 


Fabio batalló contra su larga enfermedad como lo hizo también para poner en pie el sindicato en FCEyN y para intervenir decididamente en defensa de la universidad pública y de la estabilidad laboral de los docentes en una de las facultades que, tras el tópico de la “excelencia académica”, descarta docentes y trayectorias como la más despótica patronal. La mejor ilustración se cifra en la campaña que –junto con la comisión interna- había desplegado en torno a las condiciones de insalubridad –contaminación ambiental- que ponían en grave riesgo de salud a los docentes investigadores en sus laboratorios. Entrevistaron a colegas, recopilaron toda la información sobre seguridad y medio ambiente, consultaron a la ART y a especialistas del tema, para terminar de elaborar un informe demoledor.


 


Era el año 2004. La gestión de entonces, con el decano Pablo Jacovkis a la cabeza, se encargó de perseguir no el grave problema que amenazaba a los trabajadores de la facultad sino… al denunciante, a quien pretendían recusar porque el informe dañaba a la institución y hasta la continuidad de los programas de investigación. Toda una canallada.


 


El logro mayor de aquella campaña –que obligó a la Facultad a revisar las más elementales condiciones de seguridad- fue que puso sobre la mesa una expresión adicional de las condiciones de trabajo de docentes e investigadores. Mucho antes de los muertos por la explosión de una planta piloto en la Facultad de Ingeniería de Río Cuarto (2007) y de los incendios recurrentes (2009, 2010) en los laboratorios de Medicina originados por conexiones precarias de electricidad y gas, denunciados por docentes y estudiantes.


 


La lucha gremial y política es inescindible de su desarrollo académico, al contrario de lo que reza cierto sentido común academicista precisamente para aislar a los docentes e investigadores del compromiso con sus derechos y del encuentro con las más generales luchas de los trabajadores y el pueblo. En 2015 compartió con todos los compañeros de la Agrupación Naranja -de la que formaba parte- el premio que había recibido de la Unesco por su contribución al estudio del ecosistema del Delta del Paraná, y por sus iniciativas de capacitación y educación ambiental. Con el ingreso del PO FIT en el Congreso, fue un colaborador imprescindible en temas medio ambientales que sirvieron para fundamentar las intervenciones de nuestros diputados.


 


Era tenaz en todo. En la despedida, sus compañeros de Exactas recordaron que no faltó a votar nunca a las elecciones de AGD incluso en los momentos en que su enfermedad más lo afligía.


 


Tu recuerdo estará siempre presente.