Universidad

25/4/1996|491

Ferreira, nuevo rector de la UBA

La crisis política en la Universidad de Buenos Aires acaba de tener otra manifestación, como resultado del ingreso de 4.500 estudiantes a Medicina —1.500 provenientes del CPI (el curso de ingreso instaurado por el decano menemista Ferreira, de acuerdo a las facultades que le otorga la nueva Ley de Educación Superior) y otros 3.000 provenientes del CBC (el curso de ingreso establecido por el rectorado radical para todas la£ facultades de la UB A).


Ferreira ha desconocido hasta ahora, olímpicamente, la resolución del Consejo Superior de la Universidad, que declaró la nulidad del CPI y hasta del fallo de un juez de primera instancia que estableció la inconstitucionalidad del artículo 50 de la ley universitaria (precisamente, el que le permitiría montar un curso de ingreso 4particular’ para Medicina). Con esto, Ferreira ha creado un hecho político consumado y puesto en evidencia la incapacidad del rectorado radical de la UBA para imponer sus decisiones.


Ferreira cuenta con el amplio respaldo del gobierno menemista, lo cual explicaque el ahora ‘primerministro’ Jorge Rodríguez haya amenazado a los radicales con que los títulos de la UBA no tendrán validez en el Mercosur si la Universidad no adapta sus estatutos a la ley universitaria… como ya lo han hecho decenas de universidades de todo el país regenteadas por los radicales. Para zanjar la disputa, el gobierno cuenta con la complacencia de la Corte Suprema.


Conciliación


¿Cuál es la política de la dirección radical de la UBA? Los diarios informaron sobre una serie de reuniones entre Ferreira y el rector radical.


Shuberof para llegar a un ‘acuerdo’”, voceros de la UBA hicieron saber de la ‘buena voluntad’ de ambas partes y de su ‘compromiso’ de respetar las resoluciones judiciales.


Otra expresión, quizá más grosera, de la tendencia de la dirección radical de la UBA a la capitulación frente al menemismo, es el ‘taller’ convocado por el decano de Agronomía para debatir “alternativas que permitan modificar la actual estructura del CBC” en las facultades del área biológica (Agronomía, Veterinaria, Farmacia, Medicina, Odontología y Ciencias Biológicas de Exactas), en el que participarán los decanos de todas estas facultades, incluido el propio Ferreira. Al respecto, el decano convocante señaló que “no existe ningún reparo entre los decanos de la UBA para sentarse a discutir en una misma mesa la reformulación del CPI con el titular de la Facultad de Medicina, Luis Ferreira” (La Nación, 19/4). Los de canos del área biológica ‘no tienen reparos’ en sentarse a discutir con Ferreira porque el objetivo de la convocatoria al ‘taller’ es “promover la discusión sobre el replanteo del CBC para que cada facultad pueda tener mayor injerencia en el dictado del curso de ingreso y en el diseño de sus contenidos” (La Nación, 19/4, subrayados del PO). Los ‘motivos´ de los decanos radicales están en línea con las exigencias de la nueva ley universitaria: ‘independizar’ a los decanos y a las trenzas profesorales de cada facultad, para convertirlos en ‘gerentes de administración’ de los ‘contratos de servicios ’ y otras formas de financiación que establezca cada facultad con empresas y fundaciones privadas. Así, casi subrepticiamente, el programa de Ferreira pasa a convertirse en el programa oficial de la UBA.


Limitacionismo feroz


Después de haber ‘limpiado’ a más de 25.000 aspirantes al CPI, Ferreira espera ‘deshacerse*en el curso del primer año de más de 3.000 ingresantes… para dejar ‘en carrera’ apenas a 700 alumnos, exactamente la cifra que pretendía alcanzar al imponer al CPI. Por eso, con el inicio de las clases, estableció un nuevo régimen de cursado ferozmente limitacionista, con el obvio objetivo de ‘corregir’ rápidamente el ‘exceso’ de alumnos en Medicina.


Se establece una nueva materia para primer año -Salud Mental-, en la cual sólo existen 1.800 vacantes; los alumnos provenientes del CBC denuncian que son discriminados en la inscripción (La Nación, 16/4). Se anulan los tumos de exámenes de mayo y setiembre. Se establece un nuevo sistema de promoción para las materias de primer año: los parciales pasan a ser eliminatorios; el recuperatorio se rendirá una semana después del parcial (y no al finalizar la cursada, como hasta ahora), de manera que si el alumno do aprueba, no podrá seguir cursando la materia. Se establece un requisito de presentismo del 80% de las materias. Con todo esto, Ferreira espera ‘descongestionar’ rápidamente las aulas. Para ‘pintar’ el ‘diseño’ de la carrera, Ferreira anunció que este año comenzara un sistema de ‘asistencia a prácticas en hospitales’ para los alumnos de primero y segundo año al que sólo podrán acceder 300 estudiantes, apenas el 6% del total de los ingresantes… pero casi exactamente la mitad de los 700 que quiere Ferreira en primer año.


¿Y el centro de estudiantes? ¿Y la FUA?


El presidente del Centro de Estudiantes de Medicina, Ariel Biain, acaba de calificar como “un hecho menor” (textual, La Nación, 16/4) que “algunos ingresantes vieran con sorpresa que sólo podrían cursar el próximo año una de las tres materias de primer año” (ídem). Según Biain, “el peor de los cambios” es el cambio de la materia Semiología de anual a semestral, con la consiguiente reducción de horas de cátedra. Como semiología es una materia de cuarto año, la conclusión que surge es obvia: el Centro no considera la masacre que se viene en el primer año como ‘el peor de los cambios’…


En Medicina se han concentrado todos los elementos de la crisis universitaria: el desmoronamiento de la dirección universitaria radical ante los embates del menemismo y el gran capital financiero mundial; la parálisis de la dirección universitaria, subordinada a los rectores en retroceso, y la concentración de una gran masa de estudiantes que, a contramano de todos los afanes limitaciónistas, está dispuesta a defender su derecho a estudiar.