Universidad

14/4/2021

La segunda ola llega la Universidad de General Sarmiento

Secretario Académico del Ceungs.

Superando los 22 mil casos diarios ingresamos en la segunda ola de la pandemia en nuestro país. Ingresamos a esta segunda ola en un contexto de 42% de pobreza que llega al 50 y al 60% entre jóvenes y niñxs, respectivamente. Si a fines de 2019 la universidad registraba un 30% de desocupación entre estudiantes y una precarización laboral que superaba el 40%, la situación actual donde se han sumado 3 millones de nuevos pobres da cuenta de un empeoramiento de las condiciones de vida del estudiantado. Frente a esto ¿qué se ha hecho para paliar esta situación que nos golpea especialmente a los estudiantes de la Universidad Nacional de General Sarmiento (Ungs), compuesto en su gran mayoría por un rango etario que sufre los despidos, la precarización laboral, la pérdida del poder adquisitivo de nuestros salarios?

Podríamos decir que nada. La ayuda desde el gobierno y la universidad ha desaparecido. El IFE, que significó una ayuda de 5 mil pesos por mes durante la pandemia en 2020, ha sido eliminada en momentos donde se aplican nuevas restricciones que achican la posibilidades de generar un ingreso, mientras que en la universidad la otorgación de becas o la creación de nuevos cupos sigue en un número que no alcanza a toda la población que la necesita y de montos miserables que rondan los 800 y 1.000 pesos mensuales. Este cuadro de empobrecimiento dificulta la modalidad implementada para continuar las clases en el transcurso de la pandemia. La virtualidad, aplicada de manera forzosa, fue presentada como un éxito desde el Ministerio de Educación y desde las autoridades de la Ungs, en el marco de una implementación imprevista. Sin embargo, hubo un 40% de deserción en 2020 y ninguno de los problemas que socavan la continuidad del estudiantado fue solucionado, llegando a este 2021 en las mismas condiciones.

Las becas Progresar siguen congeladas y en montos que rondan los 2 mil pesos mensuales, mientras que funcionarios como Trotta, jefe de nuestra rectora Diker, se pasean por los medios diciendo que la virtualidad (40% de deserción) llegó para quedarse. Es que el gobierno se empeña en ajustar en educación para juntar las chirolas y poder pagar al FMI, por eso donde mantiene la virtualidad no garantiza los recursos para suministrar herramientas tecnológicas a la comunidad educativa; donde establece la presencialidad lo hace sin garantizar las reformas estructurales ni los insumos para evitar las contagios.

La gestión de la Ungs acompaña estos lineamientos y da la espalda al reclamo de otorgamiento de computadoras, de acceso a wifi o acceso a datos para el que no pueda pagarlo, ni tampoco estableció un régimen para quienes tienen niñes o personas a cargo. El campus virtual no se reformuló para resistir la demanda de la nueva modalidad, colapsando cada vez que hay una entrada masiva de usuarios o se rinden parciales.

El fondo solidario de la Ungs, que había sido presentado como un fondo de asistencia económica para la comunidad educativa y la comunidad que rodea a la universidad, fue estrictamente utilizado para reemplazar la asistencia social que el municipio de Malvinas Argentinas y los diferentes gobiernos no proveen a los barrios donde la miseria hace pasar hambre a miles de familias.

Este cuadro descrito también vale para les docentes, que vienen sufriendo el ajuste del gobierno nacional que quiere imponerle un aumento del 33% en sus salarios, después de un 54% de inflación en 2020 y un 2021 que superará holgadamente el 29% estipulado. Una pérdida del poder adquisitivo del salario inadmisible, más aún teniendo en cuenta que fueron nuestros docentes los que acarrearon y acarrean los gastos que implican la virtualidad. Después de un año de pandemia hay docentes que siguen dando clases con sus celulares.

La dirección de Adiungs (gremio docente), en su compromiso abierto con los Fernández, no movió un pelo alguno por el reclamo salarial, contrastando con los paros realizados por otros sindicatos, como AGD-UBA, por un aumento salarial que deje el básico en la misma línea que la canasta básica familiar.

¿Y el Ceungs?

Frente a este cuadro el Ceungs (centro de estudiantes) se ha borrado por completo. En lo que va del año no han existido instancias de debate estudiantil, ni reuniones de centro ni mucho menos asamblea. Los problemas que se arrastran desde el año pasado no motivan siquiera un reflejo del centro, ante una gestión de la universidad que se dedica a gestionar la miseria que se consagró en un recorte de 20 puntos porcentuales del presupuesto educativo. Es que a medida que avanza el ajuste más paralizada esta la conducción de El Puente-Funyp.

Ante el surgimiento de luchas populares, como las movilizaciones contra los femicidios o la lucha de lxs trabajadores del Hospital Larcade, se negaron a movilizarse, llegando el 24 de marzo a llamar a plantar un árbol, una acción que buscaba paralizar a la juventud que repudia tanto la represión de ayer como la de hoy, encarnada en funcionarios del gobierno al que son afines como Sergio Berni.

Esta parálisis del centro peronista contrasta con la acción contundente que han tomado los jóvenes que se organizan dentro del Frente de Lucha Piquetero, que han llevado a cabo una movilización masiva a principio de este mes al Ministerio de Educación, que terminó con su ocupación para exigir respuestas sobre las demandas planteadas. Estas se resumían bajo la consigna “Sin wifi ni compus no hay educación”, exponiendo en la cara del ministro Trotta que la modalidad implementada en todos los ámbitos educativos es irrealizable sin una verdadera asistencia a estudiantes y docentes.

Los estudiantes debemos tomar nota de estas acciones, que marcan el camino para defender el acceso a la educación, donde se expone que solo la organización independiente al gobierno es la que da la posibilidad de luchar por la defensa de nuestro derecho a la educación, en contraposición a la parálisis a la que llevan las organizaciones oficiales a la cabeza de nuestros centros. En un contexto donde la desocupación y la precariedad recae sobre la juventud, es necesario que les estudiantes de la Ungs defendamos nuestra permanencia en la universidad y el acceso pleno a ella, por eso la pelea por una apertura extraordinaria de cupos para becas que contemplen las necesidades urgentes se vuelve un reclamo fundamental.

En este sentido llamamos a las agrupaciones de izquierda e independientes de la universidad a sumarse a las acciones que lleva a cabo a la juventud piquetera en defensa de la educación pública, y a tomar la iniciativa convocando a asambleas desde las secretarías que dirigimos, como punto de organización de les estudiantes de la Ungs en oposición a la parálisis de la conducción peronista del Ceungs, por todos los reclamos.