Universidad

12/9/2019|1564

Las conclusiones del avance del Rectorado y las perspectivas de la izquierda

La izquierda ha tenido un retroceso en estas elecciones.

El sábado pasado terminaron las elecciones de la UBA (centros de estudiantes y Consejo Directivo). El dato político que arrojaron las mismas fue el reforzamiento de las fuerzas vinculadas con el Rectorado, que ganaron ocho centros de estudiantes. Dos de ellos quedaron para el ala vinculada con el “Frente de Todos” (la UES, en Sociales; el MLI, en Ingeniería), uno para el PS, recientemente incorporado a las listas de “Juntos por el Cambio” (Nuevo Derecho, en Derecho), mientras que los cinco restantes estarán en manos del ala Franja Morada-Nuevo Espacio (Odontología, Medicina, Económicas, Fadu, Psicología), un coalición política liderada por la UCR pero que, en ciertos casos como Medicina, está dirigida por un ala pejotista.


A su vez, las listas kirchneristas alineadas con las gestiones de las facultades lograron avanzar y hacerse de dos centros de estudiantes (Exactas y Filo). La UJS-PO, por su parte, retuvo los centros de estudiantes de Veterinaria y Farmacia, mientras que la Lista 3 en Agronomía que integramos junto con La Mella y el Frente Amplio para una Nueva Agronomía (Fana) mantuvo el Centro de Estudiantes frente a Línea de Agronomía Independiente (LAI).


Estos resultados le permiten al bloque dirigido por la Franja Morada reunir los delegados necesarios para ganar el próximo Congreso de la Federación Universitaria de Buenos Aires (Fuba), que así pasaría a estar dirigida por el bloque vinculado con el rector Barbieri.


La gestión de la gestión


En nueve facultades ganaron las fuerzas políticas alineadas con las gestiones de las facultades. Este avance (que tiene como principal actor a las fuerzas del Rectorado), requiere un análisis fino. Mientras el año pasado la izquierda avanzó al calor de la lucha docente, las ocupaciones de facultades y los paros por el salario, ahora ocurrió lo contrario. Los centros ganados al calor de la lucha del año pasado fueron recuperados por el Rectorado (salvo Agro), mientras que dicho bloque avanzó hasta los ocho centros.


El por ahora macrista diario “Clarín” se preguntó sobre por qué cuando el macrismo se hunde en el país logra, sin embargo, ganar en las elecciones de los centros de estudiantes. Se trata de una presentación manipulada. Las listas ganadoras en ningún momento se referenciaron con el macrismo ni con el gobierno de Cambiemos.


Su característica es explotar su vínculo directo a las gestiones de las facultades para presentarse como centros de servicios, que facilitan algunas cuestiones básicas a los estudiantes. En momentos donde la bancarrota económica se hace sentir fuertemente sobre la juventud, y donde se impuso un proceso de contención por el lado de las direcciones kirchneristas de los sindicatos docentes, los estudiantes terminaron convalidando con el voto a las listas de las gestiones.


Alberto y la UBA


Nuevo Espacio y la Franja tuvieron un canal de desarrollo a partir de esta política, pero también agrupaciones como Identidad (La Cámpora) en Exactas o El Colectivo, en Filo, expresaron esa perspectiva. Resulta interesante la perspectiva contradictoria que envuelve al kirchnerismo. Su bloque estudiantil avanzó en aquellos lugares en los que está vinculado con las gestiones de las facultades (Morgade, Reboreda) y perdió en aquellas donde logró aglutinar al menos una parte de la rebelión educativa del año pasado (Sociales o Psico). En el caso de Exactas, La Mella perdió frente a La Cámpora. Aunque a priori puede ser visto como una interna K, lo cierto es que para tratar de salvar su conducción La Mella hizo su campaña en nombre de un centro independiente de las gestiones, identificadas directamente con el kirchnerismo. Dejando de lado la impostura que esto representa, terminó ganando la lista de la gestión.


En definitiva, este armado político siente la contradicción del realineamiento del kirchnerismo con el Rectorado, de la mano del propio Alberto. La política de contención del movimiento estudiantil, que el kirchnerismo desenvolvió a rajatabla, encuentra un mejor interlocutor en las fuerzas vinculadas con Barbieri. En definitiva, una Fuba del Rectorado es lo que más se adecua al próximo gobierno de Alberto Fernández. Con seguridad, veremos un maridaje entre Franja Morada y el kirchnerismo, sólo cruzado por peleas de aparato.


La elección de la izquierda


La izquierda, con la UJS como principal fuerza, ha tenido un retroceso en estas elecciones. Las derrotas de Medicina y Filo son la expresión más fuerte de ello, aunque en esta última facultad se trató de una elección pareja, donde mantuvimos los porcentajes del año pasado y crecimos en votos absolutos.


En el caso de Medicina, la caída electoral fue especialmente importante. El año pasado ganamos la elección sobre la base de nuestra participación destacada en la lucha docente. Impulsamos asambleas, acciones de lucha e incluso llegamos a ocupar la facultad. Esa situación no se repitió durante este año. Al revés, la gestión de la facultad, comandada por un frente peronista-radical, aplicó inmediatamente después de la derrota en el centro una política de ataque al movimiento estudiantil, eliminando materias vespertinas, cursos de verano y demás. Se trató de un castigo a los estudiantes por votar a la izquierda. Declaró abiertamente que estas materias serían repuestas sólo si ganaba su lista en las elecciones de centro. Este verdadero chantaje no logró ser revertido por las acciones de lucha que fuimos convocando. En un cuadro de reflujo, luego de la lucha de año pasado, este ataque logró abrirse paso mucho antes de las elecciones de centro, que finalmente reflejaron la relación de fuerzas que se había establecido en la facultad entre las autoridades y el movimiento estudiantil.


En Filo, la izquierda hizo una enorme elección, más grande incluso que varias del pasado donde ganábamos el centro. Pero el peso de la gestión de Morgade y la integración a su frente de una agrupación vinculada con el Rectorado (Vallese-FUP) le permitió a la pata estudiantil del decanato hacerse de una mayoría para ganar el centro. Lejos de irse en malas condiciones, la UJS y el resto de la izquierda tienen un terreno de pelea enorme para volver a colocar al Cefyl en el campo de la independencia política.


Balance y perspectivas


Se abre ahora un nuevo escenario en el movimiento estudiantil. Con los delegados conseguidos en esta elección, lo más probable es que Franja Morada y sus aliados logren volver a conquistar la dirección de la Fuba que perdieron en 2001. El dato llamativo es que lo harán en momentos donde ascenderá al gobierno nacional el pejotismo-kirchnerismo, obligado a descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y la juventud.


En ese sentido, la perspectiva de los “centros de servicios”, como un paliativo frente al deterioro de las condiciones de vida de les estudiantes, chocará de lleno frente a la profundización del ajuste, que implicará recortes del presupuesto educativo y ataque a las carreras. Alberto Fernández ya ha hecho saber que piensa seguir atado el FMI e imponer una ‘austeridad fiscal’ que implicará nuevos ataques a los sectores populares, así como a la educación y a la salud.


En este cuadro, más que nunca será necesaria una dirección de lucha del movimiento estudiantil. Esta función está clara que no la cumplirá Franja Morada, pero tampoco las agrupaciones K, que en pocas semanas pasarán a convertirse en oficialistas. La gran responsabilidad recaerá sobre la izquierda, a pesar de la derrota sufrida en estas elecciones. Los próximos combates pondrán a prueba esta caracterización y también la calidad política de cada organización.


Algunos grupos de izquierda, empezando por el PTS y a los que ahora se suman los agoreros de Altamira, pretenden dictar lecciones sobre los por qué de este retroceso. Llama la atención porque son los que nunca han podido ganar nada los que tienen la receta de los triunfos. Para ellos se aplica una verdad elemental: nunca pueden perder un centro porque antes hay que ganarlo.


La UJS-PO, que fue la gran fuerza animadora de la Fuba y del movimiento estudiantil de la UBA durante 18 años consecutivos, ingresa a esta nueva fase consciente del retroceso que implica esta elección, pero con una experiencia mayor a la del pasado. Nos lanzamos con todo a una lucha apasionante para pelear contra los agentes de la privatización educativa que estarán, tanto en las direcciones de la mayoría de los centros y de la Fuba, como también en la Casa Rosada. Las posiciones que hemos conquistado, con la defensa de dos centros de estudiantes dirigidos por la UJS, la revalidación del frente que integramos en Agronomía e importantes votaciones en otras facultades, serán puntos de apoyo para lo que se viene.