Las pasantías y la privatización de la universidad

El gobierno acaba de resolver que las universidades nacionales no podrán percibir más de un 5% de comisión en los contratos de pasantías con la administración pública (Página/12, 27/6). Hasta el momento dicha comisión era del 10 al 20%, es decir que la reducción va del 100 al 300%.


Las universidades reclaman que esta medida no se aplique y han amenazado con cerrar sus puertas por falta de presupuesto. “Si se aplica el decreto, a fin de año Ciencias Económicas no va a poder pagar la luz y el teléfono” (ídem). Económicas tiene 2.500 pasantes (sobre un total a nivel nacional de 26 mil) que le dejan por mes, junto a otras actividades de venta de servicios, 6 millones de dólares. ¡De presupuesto recibe por año sólo 10,5 millones!


Como se ve, las facultades dependen cada vez más de los recursos que ellas generen, incluso en la explotación de los estudiantes vía las pasantías, y no del presupuesto público.


Al pasante se le ha impuesto el arancel, ya que no son otra cosa las deducciones que se le hacen de su sueldo para mantener el pago de la luz y el teléfono de las facultades. También carecen de derechos laborales y sus sueldos están por debajo de los del resto de los trabajadores que realizan actividades similares. Para aumentar sus beneficios, las empresas cuentan con la complicidad de Shuberoff y Cia.


La complicidad de la Franja Morada es alevosa. Para un ex presidente de la Fuba, ahora funcionario de la Facultad de Derecho, “si no se modifica la ley (que limita a cuatro horas la jornada del pasante), se van a caer muchos convenios. Las empresas privadas no están dispuestas a tener pasantes por sólo cuatro horas” (ídem). Contra esto el Partido Obrero plantea en su plataforma que debe establecerse “un régimen de pasantías formativas de media jornada, controladas por las organizaciones obreras y estudiantiles, con un salario básico establecido por convención colectiva”. Es necesario, entonces, una lucha común de trabajadores y estudiantes.