Universidad

23/6/2020

Les estudiantes frente a los exámenes finales en la Unsam

presidenta del CECYT

En la Universidad de San Martín, durante estos primeros meses de cursada virtual, les estudiantes nos enfrentamos a diversos formatos de evaluación que plantean problemas que preocupan más a medida que se acercan los exámenes finales.


Una cosa quedó clara y es que la decisión unilateral del Rectorado de que las evaluaciones se realicen “como sea”, sin garantizar siquiera el acceso de todes les estudiantes a internet y una computadora, dejó afuera a muches. Pero además dejó en banda a les docentes que debían encontrar solos de qué forma evaluar si se habían aprendido o no los contenidos de la materia.


Se generaron así métodos que no deben repetirse. Límites de una hora para responder 40 preguntas con justificación, o un plazo máximo de tres días para presentar trabajos de investigación que requerían horas y horas de trabajo -imposible para quien esté a cargo de una familia, trabaje o no tenga computadora propia. Exámenes parciales que requerían tener prendida la cámara por cuatro horas, y otro en que se envían ejercicios cada 15 minutos. Preguntas enviadas de a una, sin posibilidad de visualizar las siguientes, impidiendo planificar el tiempo destinado a cada respuesta. Son solo algunos ejemplos.


Ahora que se acercan los exámenes finales hay dos debates que creemos esenciales. En primer lugar, la decisión del formato de evaluación no se puede delegar a les docentes individualmente, ni puede ser una imposición de las autoridades. Debe ser necesariamente la conclusión de un debate democrático entre estudiantes, docentes y directores de área.


Desde La Caldera – UJS, en la presidencia del centro de estudiantes de Ciencia y Tecnología, venimos planteando que se realice un protocolo de formatos permitidos y no permitidos de evaluación que sea el resultado de un debate entre la comunidad educativa. Con este reclamo conquistamos una primera reunión con las autoridades, y nos preparamos para ello realizando un relevamiento que exprese la experiencia de los primeros parciales y todo lo que no debe repetirse en los exámenes finales.


Recogimos información sobre parciales de 47 materias de las cuales les estudiantes plantean modificación, y 16 materias de las que se revindicaron las formas de evaluación. En base a ello planteamos varios puntos para incluir en el protocolo. Ni el uso de cámara, ni micrófono, ni mouse pueden ser requisitos excluyentes para rendir. El formato de evaluación debe avisarse con anterioridad, y todo el parcial debe ser presentado desde el inicio para que les estudiantes administremos los tiempos por ejercicio. Hay que evitar las limitaciones excesivas del tiempo, porque anula la posibilidad de repensar un ejercicio, repasar, corregir errores, además de que no contempla los problemas de la virtualidad como la velocidad de internet o el dispositivo, sumado a que en lugar de en un aula estamos en nuestras casas afrontando otras responsabilidades. El final debe requerir solo una o dos ventanas abiertas. Debe solucionarse por último el problema del nuevo Campus, que cierra la sesión cuando se tarda mucho; y frente a cortes de luz programados debe encontrarse una fecha y horario alternativos para rendir.


Las autoridades se comprometieron en la elaboración y publicación de un protocolo con estos puntos, lo que significa un primer avance de la campaña llevamos adelante desde La Caldera en conjunto con estudiantes de todos los años. Ahora seguiremos de cerca la elaboración de dicho protocolo, organizándonos por todas las reivindicaciones para que la virtualidad no sea excluyente.


 


 


 


 




 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


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El segundo debate va más allá de la organización de los exámenes finales para que sean lo menos restrictivos posibles. Finalmente, ¿hay alguna forma de evaluar virtualmente que no sea excluyente? Entendemos que sí, pero las autoridades de la universidad y el gobierno llevan la virtualidad en otra dirección. Si la universidad dispusiese del presupuesto necesario para que nuestros docentes no tengan que hacer trabajo extra impago, para que todes los estudiantes tengan computadora e internet, para que les ayudantes de las materias cobren el sueldo que corresponde, entonces podríamos realmente hablar de formas de evaluar que no fuesen restrictivas.


Pero la universidad ni siquiera puso a disposición de les estudiantes las computadoras que ya tiene (ni de la escuela ni de la biblioteca). No destinaron ni un peso de presupuesto a la virtualidad. Esto es consecuencia de que la Unsam, como todas las universidades, sigue funcionando con el presupuesto 2019, que ya el año pasado -antes del 50% de inflación- era insuficiente. Mientras el gobierno sigue reculando ante los bonistas y el presupuesto universitario se sigue devaluando, el rector Carlos Greco -que era director de finanzas del Consejo Interuniversitario Nacional cuando acordaron prorrogar este presupuesto- celebra en su cuenta de Twitter la declaración del CIN en apoyo a la reestructuración de la deuda. Con esta orientación de la autoridades se alinean las conducciones de los centros de estudiantes y las agrupaciones políticas kirchneristas (José Martí en Humanidades, Andariega en Artes), que no han dicho una palabra sobre el presupuesto ni se han organizado por las condiciones de las evaluaciones en sus escuelas.


Para que se garanticen las herramientas necesarias para cada modalidad de examen a les estudiantes que lo soliciten es necesaria la pelea por la triplicación del presupuesto educativo. El Frente de Izquierda presentó un proyecto de impuesto a las grandes rentas y fortunas que podría financiar parte de estas necesidades, y por eso vamos a una campaña de adhesiones de estudiantes y docentes de la Unsam a este proyecto.