Universidad

25/6/2019

Los golpistas de la Fuba, en la lista de los K

Francisco Strambini y el MLI (Ingeniería) fueron la llave para avanzar en el congreso trucho de la Fuba

Entre todos los sapos que trajo el cierre de listas hay uno que tiene una significación particular para la lucha política en la UBA. Francisco Strambini, que hace un año fue una de las caras del golpe del rectorado contra la Fuba, va como candidato a diputado nacional por el Frente de Todxs en CABA, junto con Pino Solanas, Victoria Donda e Itaí Hagman. Después de haber digerido a Sergio Massa -garante del pacto con los fondos buitre y las leyes del ajuste- como primer diputado en la provincia, podríamos decir que se trata de un “sapito menor”, pero no deja de ser enormemente ilustrativo para el movimiento estudiantil.


¿Quién es Strambini? 


Strambini y el MLI, agrupación de la Facultad de Ingeniería, fueron la llave de Franja Morada para reunir una mayoría de 7 centros y convocar al congreso fraudulento de la Fuba en junio del año pasado. En compensación, los radicales le dieron a Strambini la cabeza de la lista que quisieron imponer por medio del fraude, la intervención judicial y la represión policial. Antes que eso, el MLI ya había dejado a La Mella y La Cámpora afuera del Consejo Superior, cuando le dio sus votos a un empleado del dirigente radical Emiliano Yacobitti, Felipe Vega Terra. Como parte de ese acuerdo, el MLI se integró a la gestión de Ingeniería. La gestión Martínez-MLI acaba de anunciar el “Plan 2020” para reducir las carreras de Ingeniería a “4 años hasta un título intermedio, sin incumbencias; uno o dos años para convertirse en ingeniero y un año más para magíster”, es decir, la adecuación de nuestras carreras a la repudiada resolución 1254 de Macri-Finocchiaro. Llevar a este personaje como candidato a diputado es una provocación a la lucha del movimiento estudiantil.


Movilización y caracterización política


Varias organizaciones políticas, con la UJS a la cabeza, rechazamos el Congreso trucho de la Franja, juntando 65 delegados con escribano público. Esa fue la primera acción que devino en movilización política. La enorme huelga educativa y la contundente derrota del Rectorado en las elecciones de los centros de estudiantes terminaron de desarmar la maniobra del gobierno y destrozaron a la Fuba trucha.


No obstante, entre las agrupaciones que nos movilizamos contra el fraude en la Fuba, siempre tuvimos balances políticos diferentes. La Mella y las organizaciones kirchneristas limitaban este ataque a Cambiemos. Omitían, como sí puso arriba de la mesa la UJS, que el golpe nunca hubiese podido ser realizado sin el pasaje de un sector importante del kirchnerismo (MLI, UES, Miles, etc.) al campo del Rectorado y el gobierno. 


La responsabilidad del kirchnerismo fue, entonces, inocultable. A su vez, el apoyo de algunas de sus organizaciones a la Fuba trucha no se debió a una diferencia de fondo. Lo único que había entre ellos era una pelea circunstancial vinculada al desplazamiento que el Rectorado hizo de las propias autoridades K (Morgade, Reboreda). 


La estrategia de “unidad” de La Mella, La Cámpora y compañía, devino en una lista que Itaí Hagman comparte con Strambini, es decir, con los golpistas de la Fuba. En el país y en la Ciudad, el kirchnerismo va con la fuerza del Rectorado y aliados de Emiliano Yacobitti, hoy candidato a 3er diputado en la lista del PRO. Es la misma política que los llevó a aliarse a nivel nacional con lobistas de Clarín y de Repsol como Alberto Fernández, o pro-golpistas en Venezuela como Sergio Massa.


Carrerismo juvenil


Eva Dimopulos, la copresidenta de la Fuba de La Mella-Patria Grande, justificó en su Twitter el acuerdo en nombre de la… “coherencia política”. ¿Cuál sería esta “coherencia”? Impulsar siempre “el frente de unidad más amplio posible”. El hecho de que en un caso la unidad fuera contra el MLI y en el otro con MLI, no tendría al parecer ninguna importancia. Con el latiguillo de la “unidad”, la juventud que venía a “cambiar la política” terminó vaciando la política de cualquier debate de ideas, programas e intereses sociales. El argumento de que Hagman va número 3 y Strambini va 11 en la lista de diputados, no solo da cuenta de una degradación del debate político sino sobre todo de un carrerismo desenfrenado. En pocos años, La Mella pasó del “cambiemos todo lo que deba ser cambiado” al “no cambiemos nada, pero que Itaí sea diputado”.


El voto al FIT y la independencia política


El año pasado, el movimiento estudiantil se levantó en todo el país por el aborto legal y luego por la huelga educativa. Queda cada vez más claro que esas banderas solamente son contempladas en las listas del FIT-unidad, que las hace suyas como programa. El armado de su lista, que está compuesta por luchadorxs estudiantiles, referentes de la pelea por el aborto legal en la juventud, docentes e investigadorxs universitarios, es ejemplo claro de esto. El voto al FIT-Unidad es un refuerzo a la política de lucha por estos reclamos, para que la crisis la paguen los capitalistas.


Por el contrario, en la lista del kirchnerismo los planteos de lucha son solamente una cobertura política para luego socavar dichos reclamos, como se demostró en los 12 años de gobierno K en los cuales el aborto estuvo vedado y la educación, presa de medidas privatistas. Lxs estudiantes que protagonizamos grandes luchas contra las políticas del Rectorado no podemos someternos a elegir entre Macri-Yacobitti y Fernández-Barbieri.  Para golpear al ajuste y a las reformas antieducativas, votemos al Frente de Izquierda-Unidad.


Es importante que el movimiento estudiantil saque las conclusiones del “mercado de pases” en las listas. Las fuerzas en venta que dan lugar en sus armados a aquellos que atacan la organización de les estudiantes están lejos de ser una alternativa “popular”. Defender la educación pública es algo que está en nuestras manos, como estudiantes. La necesidad de reforzar la independencia política de las organizaciones estudiantiles, sea quien sea gobierno, es más importante que nunca.