Universidad

9/12/1999|650

Se acentúa la crisis en la UBA

La Universidad de Buenos Aires y el conjunto del sistema universitario nacional se encuentran frente a una situación desesperante. El presupuesto, desde ya insuficiente, no está siendo girado por el gobierno nacional. El recorte que se quiso aplicar en mayo, del orden de los 100 millones, se está ejecutando de hecho. El gobierno les adeuda a las Universidades 145 millones del presupuesto de este año y el Ministerio de Economía ya anunció que les quitará otros 89 millones que corresponden al último trimestre del ‘99 (Pagina 12, 11/11).


Con la UBA, en particular, el gobierno mantiene una deuda de 18 millones. ¿Pero qué perspectiva abre el nuevo gobierno para la Universidad? El titular del Consejo Universitario Nacional, el aliancista Gottiefredi, fue categórico: “La situación va a ser difícil para la Universidad pública. Las políticas de ajuste van a seguir” (ídem). En el proyecto de presupuesto que maneja la Alianza se prevé un recorte del orden de los 300 millones para las universidades (Clarín, 28/11), lo que equivale a una reducción de casi el 20%.


La situación de la UBA ha llegado a un límite. Existe una deuda salarial con los no-docentes, pero Shuberoff tampoco cumpliría con el pago del incentivo a los docentes (ídem). Como una forma de reducir el salario de una parte de los docentes, el rectorado impulsa un plan de unificación de cargos que “dejar(á) inconclusas las investigaciones y dejar(á) sin cabeza a sus equipos, además de perder cerca de la mitad del sueldo” (Página 12, 30/11). La UBA va a la cesación de pagos con un presupuesto reducido y un crecimiento de la matrícula.


La salida de Shuberoff a esta crisis pasa por evitar en todo lo posible el ingreso de nuevos estudiantes. La UBA acaba de proponer un plan de descentralización, para “articular las carreras con los planes de estudios de las Universidades del conurbano y las instituciones de enseñanza superior” (La Nación, 28/10). Se trata de evitar por todos los medios el ingreso directo a la UBA. La enseñanza superior a la que se hace referencia son los colegios terciarios cuyo nivel académico es menor al universitario. Córdoba ha copiado el plan Shuberoff para la carrera de Medicina y se calcula que reducirá la matrícula en un 50%.


Las medidas de Shuberoff, reaccionarias, son de una viabilidad discutida. Por eso hay sectores que plantean imponer exámenes de ingreso y el arancel, como ya sucede en otras Universidades del país. Acortar las carreras y desarrollar los posgrados, que han crecido enormente en el último año y cuya calidad académica ha sido puesta en duda hasta por el propio Ministerio de Educación (Clarín, 18/11).


La cabeza del propio Shuberoff también está en juego y dependerá del rumbo que elija el nuevo gobierno para la Universidad. A esto apuntan las denuncias contra Shuberoff sobre corruptelas (Clarín, 19/11).


La división del radicalismo en la UBA se ha agudizado en el último período, como se ve, en particular, en Ciencias Económicas. La vuelta de Nosiglia y de la‘Coordinadora’ ha desatado en toda la Universidad una lucha por el control de la UBA. Se han reforzado los fraudes y las patotas.


Más allá del resultado de esta disputa, es por demás claro que la UBA enfrentará una crisis política aguda. El movimiento estudiantil-docente y no-docente debe fijar sus propios reclamos y organizarse para ir a un plan de lucha por la gratuidad de los cursos y el ingreso, por el salario y el aumento del presupuesto.