Universidad

18/5/2006|946

Se nacionaliza la crisis y la lucha


La crisis política que vive la UBA no deja de profundizarse. Si la semana pasada la noticia era que se había quedado sin rector, ahora también se ha quedado sin su vice. La patota alterinista fracasó en hacer elegir su propio vice en la sesión del día lunes 15 de mayo.


 


Los alterinistas querían elegir a Aníbal Franco como vicerrector, y al mismo tiempo distribuirse las secretarías del Rectorado, es decir el manejo del presupuesto. En síntesis, querían imponer el gobierno de Alterini sin Alterini, metiendo por la ventana lo que no pudieron meter por la puerta… y la fuerza. Luego podrían hacer la Asamblea Universitaria para elegir finalmente a Alterini como rector.


 


Todo este armado político se cayó cuando la Fuba se movilizó a la sesión del Consejo Superior y exigió que el primer punto del temario fuera la expulsión de la UBA de los patoteros que protagonizaron la cobarde agresión del martes 2 de mayo en la Facultad de Medicina. Los decanos y la mayoría de los consejeros se negaron a tratar el punto, mostrando que son ellos los jefes máximos de los patoteros.


 


Se nacionaliza


 


La incapacidad de las camarillas de la UBA está haciendo entrar en pánico al conjunto de los gobiernos universitarios del país. El propio Consejo de rectores (CIN) emitió un comunicado instando a solucionar rápidamente la crisis, para que no sea un ejemplo para los estudiantes de las demás universidades nacionales.


 


El temor de los rectores es más que justificado. En el Comahue ha comenzado la lucha contra la Asamblea Universitaria que funcionó eligiendo un rector clandestinamente, sin convovar a casi un tercio de los estudiantes. Pero la lucha no se limita a Comahue, porque en varias universidades nacionales están convocadas asambleas.


 


El miedo de las camarillas al efecto contagio muestra que tienen conciencia de que son la expresión política de una minoría privilegiada, que hace sus negocios a expensas de la gran masa de docentes y estudiantes.


 


La irrupción estudiantil se combina con la creciente privatización de la Universidad, que ha impuesto una diferenciación social al interior de la misma. Una pequeña camarilla tiene grandes privilegios mientras la masa de docentes se encuentra en condiciones de trabajo miserables. El reclamo del claustro único docente apunta justamente a romper con el monopolio del claustro profesoral.


 


Discutamos nuestra reforma


 


El movimiento estudiantil, docente y no docente debe aprovechar esta crisis y el tiempo ganado para discutir su propia reforma. El debate de la misma debe servir para fijar un programa de transformación, que será el instrumento para masificar la lucha.


 


El Congreso de la Fuba ha resuelto convocar a un seminario y un Congreso de Bases por la democratización. Deben ser las masas de la Universidad las que decidan qué reforma se ajusta a las necesidades del desarrollo histórico de esta época. Cada curso deberá debatir el tema en profundidad y votar su moción y sus propios delegados.


 


La UJS impulsará el debate en cada curso y presentará su propia propuesta, que en lo esencial consiste en que el gobierno de la Universidad debe estar en manos de los estudiantes y trabajadores, para proceder a una reorganización social de la educación en función de los intereses de los trabajadores.