Universidad

7/7/2021

Sociales – UBA: un balance del primer cuatrimestre y los desafíos que se vienen 

Pongamos en pie a Sociales frente al ajuste del gobierno y las camarillas universitarias.

En los dos años que van del gobierno de Alberto Fernández los aumentos del presupuesto para la UBA estuvieron muy por debajo de la inflación. Mientras que en 2020 se resolvió un 7% de aumento frente a una inflación del 36%, en el 2021 hubo un aumento de tan solo el 17% frente a una inflación que, en las proyecciones más optimistas, alcanzará el 45%, pero donde todos los indicadores apuntan a un monto entre el 50% y el 60%. Esto jerarquiza a las claras los acuerdos con el FMI por sobre la educación.

En la Facultad de Sociales de la UBA esto se expresó mediante la profundización de los problemas existentes. A la poca oferta horaria se le suma una cursada virtual sin un campus en condiciones. La improvisación y la falta de recursos necesarios fueron la regla para una gestión incapaz de garantizar las necesidades más elementales: no se entregaron dispositivos, no hubo cursos de formación para docentes, tampoco hubo herramientas virtuales gratuitas para estudiantes, no se hizo siquiera un relevamiento de problemas de cursada, se trabó la situación al respecto de los títulos de lxs graduadxs y no existió la virtualización de los trámites para que les no docentes puedan realizar sus tareas remotamente. Esto, además de dificultar enormemente nuestra cursada, hizo que miles de estudiantes se queden afuera.

Por su parte, les docentes y no docentes volvieron a sufrir un ataque en regla a su salario mediante paritarias a la baja. Si durante el 2019 existió una expectativa de una gran cantidad de estudiantes a ponerle punto final al ajuste en la universidad dado el fin de la presidencia de Macri, la política de ajuste llevada adelante por Alberto Fernández se encargó de enterrarla, y le dio forma a una continuidad ajustadora de todos los gobiernos en torno a la UBA.

Una verdadera guerra de camarillas

Los problemas de Sociales no son exclusivamente un problema de “ineficiencia de la gestión” del decanato, como busca presentarlo La UES (afín al rectorado). Sino que son el resultado de la grave crisis presupuestaria que atraviesa a la facultad hace ya varios años. Ocurre también que Sociales es uno de los principales epicentros de la guerra de camarillas que atraviesa a la Universidad de Buenos Aires.

Aunque la decana Carolina Mera accedió a su cargo alineándose políticamente con el rector Barbieri en busca de más recursos para Sociales, el desfinanciamiento que sufrimos continuó su camino. En estos años, los problemas más elementales de la facultad se profundizaron y la gestión se demostró incapaz de afrontar esta situación. La razón principal de esto es que afrontarla requeriría de poner en pie de lucha a toda la facultad contra el ajuste. Cosa que ningún bloque del régimen de camarillas que gobierna la UBA, alineados a las variantes patronales que gobiernan el país, está decidido a hacer.

De esa manera, Mera abandonó el bloque que actualmente compone Sociales en común (UES-Alternativa Académica) para integrar el bloque hoy llamado Sociales en Movimiento (La 15-Cámpora-Mella). El rector Barbieri (y sus agrupaciones de La UES-AA) respondió profundizando el ajuste a Sociales: la realidad muestra que el rectorado subejecuta presupuesto para forzar decisiones políticas de la facultad que le convengan a sus aliades. De esa manera, la socialización de la miseria en la que consiste la repartición de los fondos de la UBA entre las facultades, tiene en Sociales una profundización a partir del ahogo presupuestario del rectorado. Así, llegamos al 2021 con una verdadera guerra de camarillas en la que los dos bloques con representantes estudiantiles en el Consejo Directivo se posicionan por una u otra.

A pesar de empezar una cruzada contra la gestión de la facultad en el Consejo Directivo, la UES, conducción del CECSo, se limitó a un intento de tapar los baches que deja el ajuste de las autoridades con un puñado de becas sin denunciar el desfinanciamiento. Finalmente, ambos bloques de la facultad integran al gobierno nacional, compartiendo su orientación ajustadora sobre la universidad. La 15, por su parte, integrada de lleno al gobierno y la gestión de la facultad, acompañó sin chistar esta orientación política.

Elecciones a la medida de las autoridades universitarias

El bochorno al que asistimos en torno a las elecciones del claustro de profesores y graduadxs, desdoblando las elecciones y convocándolas en pleno pico de la pandemia, puso de relieve el funcionamiento antidemocrático de la facultad. 8 consejeres del claustro de profesores (compuesto por 279 personas, que excluye a la mayoría de lxs docentes) lograron imponer su voluntad por sobre el conjunto de estudiantes, docentes y no docentes. Mientras que les graduades tienen fecha de elecciones para agosto, el claustro de les estudiantes, que conformamos más de 15.000 personas y tiene tan solo 4 representantes, no tiene siquiera fecha. A la hora de votar a nuestros representantes, tres cuartos del Consejo Directivo y dos tercios de las Juntas de Carrera van a estar definidas, mostrando el poco peso que tiene el voto estudiantil en la “democracia universitaria”.

El voto por la positiva de les consejeres estudiantiles de La 15 y La UES al calendario electoral fue un golpe al conjunto del movimiento estudiantil, y es una muestra de la integración de estos bloques políticos al régimen universitario y la defensa de un status quo en la UBA.

El único interés que persiguió esta decisión fue la de asegurar la elección de Ana Arias como decana de la facultad. A pesar de haber dejado sin quórum al Consejo Directivo en reiteradas ocasiones, denunciando la “irresponsabilidad sanitaria de esta decisión”, el bloque de la UES-AA aprobó el calendario electoral una vez que lograron un acuerdo en torno a la incorporación de les profesores del CBC, alineados en su mayoría con el rectorado. Esta decisión, que no ponía en riesgo el triunfo del bloque de Arias, aliada de Mera, deja mejor parado al bloque del rectorado para el momento de la elección de rector a fin de año en la asamblea interuniversitaria en la que les representantes de los Consejos de cada facultad emiten su voto a favor de un determinado candidato.

El papel de la izquierda y el activismo independiente

Mientras que la UES protagoniza una verdadera usurpación de nuestra herramienta gremial, sin convocar a la Comisión Directiva desde que asumió, como así tampoco a una asamblea, en Sociales empezó a abrirse paso un sector del activismo.

A diferencia de otros cuatrimestres, desde la izquierda hemos logrado, aún con sus límites, impulsar distintas iniciativas comunes. Frente a la comprensión de la necesidad de que Sociales tenga instancias de discusión para intervenir, los cuatro partidos del FIT-U hemos sido convocantes, junto con la 29 de Mayo, Cauce y una gran cantidad de estudiantes independientes, de una asamblea autoconvocada que logró la participación de más de 100 personas.

Esta asamblea, que votó un documento con 14 resoluciones, fue sin lugar a dudas un punto de apoyo importante de quienes queremos defender la educación frente al ajuste del gobierno. Además de generar un espacio de discusión, la instancia ha sido convocante de la movilización educativa en la que participaron miles de estudiantes de colegios, universidades y terciarios de la capital a mediados de mayo, logrando generar un canal de intervención para les estudiantes.

Es evidente que no podemos conformarnos con esto. Este espacio debe ser el punto de apoyo para el conjunto de peleas y desafíos que tenemos les estudiantes para este segundo cuatrimestre, entre los que prima poner de pie a la Facultad de Sociales por la defensa de nuestras condiciones de cursada y de vida, sin más ni menos.

Independencia política para avanzar

Desde la UJS entendemos que Sociales siempre avanzó luchando. El edificio único, las rentas para 60 docentes ad honorem, los aumentos salariales que rompen los techos paritarios, entre otras, fueron luchas que dimos estudiantes y trabajadores de la facultad. Las mismas pudieron avanzar porque tenían una organización independiente de las autoridades y el gobierno. Por el contrario, ninguna conquista sustancial fue realizada por quienes gobiernan y gobernaron Sociales hasta hoy. Más bien nos han hundido en la miseria institucional de fracaso en fracaso.

La lucha que protagonizan las juventudes piqueteras, que a partir de multitudinarias movilizaciones -que son el resultado de un proceso de asambleas en todos los barrios- han logrado ciertas conquistas como la entrega de computadoras a una cantidad importante de estudiantes nos marcan el camino. Hacemos un llamado a toda la izquierda y el activismo de la facultad para dar estas peleas en común y defender Sociales frente el ataque del gobierno y las autoridades en la perspectiva de recuperar nuestra herramienta gremial (CECSo) y separarla de los intereses de las camarillas que gobiernan la UBA.