Universidad

20/4/2020

¿Soluciona la “liberación de datos móviles” el problema de la cursada universitaria?

El festejo de las agrupaciones estudiantiles que responden al gobierno y a las camarillas universitarias.

En las últimas semanas, los debates sobre la llamada “educación a distancia” hegemonizan las discusiones que se dan en las universidades de todo el país. Desde las páginas de Prensa Obrera, hemos venido insistiendo sobre el asunto, marcando la enorme cantidad de problemas que genera la virtualización (improvisación, falta de presupuesto, explotación y extensión de la jornada laboral docente, exclusión de estudiantes que se queda afuera de la cursada, decisiones que no incluyen a las gremiales docentes, no docentes y estudiantiles, entre otros).


En ese marco, hace unos días el gobierno nacional, las autoridades universitarias de todo el país y las agrupaciones que responden a ambos (Cámpora y JUP, por un lado, Franja Morada y las agrupaciones radicales, por el otro) han salido a festejar en conjunto la “liberación de datos móviles”. Esto implica que algunas empresas telefónicas de ciertos dominios de internet liberaron los datos correspondientes a las 57 universidades nacionales. Por supuesto que nadie puede estar en contra de este hecho en sí mismo, pero lo que está alrededor de este amerita que establezcamos una polémica sobre diversas cuestiones.


Más allá del “punto ar”


La liberación de datos alcanza los dominios de las plataformas virtuales de las universidades (y sus respectivas facultades). Si bien el acceso se vería facilitado, los campus igualmente se han mostrado colapsados, como se verificó con el “inicio virtual” de las facultades de la UBA (Psico, Exactas, entre otras) de este lunes. Por otra parte, muchas de las “clases virtuales” (muy entre comillas) utilizan páginas como Zoom, Jitsi o Youtube, que no se encuentran incluidas en la medida.


Sorprende, a su vez, el ímpetu por expresar a los cuatro vientos “una conquista” de las agrupaciones ligadas al gobierno y a las autoridades universitarias. Sin embargo, fue el Ministerio de Educación junto al Enacom se atribuyeron la iniciativa en su página oficial. Las gestiones universitarias y las organizaciones que responden a ellas y a la Rosada se subieron a tal tren y vendieron un producto (chico) que ya había sido comprado: en la Ciudad, el “macrista” Rodríguez Larreta (a quien nadie puede catalogar como “progresista”) había “conseguido” tal medida con anterioridad. Dicho sea de paso, las Federaciones estudiantiles no pasaron del “tuitazo” por los datos móviles o de una reunión trucha con el Ministerio (a la que solo fueron invitadas las agrupaciones del PJ-kirchnerismo). 


Del otro lado de la pantalla


La publicidad de esta medida esconde una situación de fondo. Sirve para dejar de lado no solamente de los problemas de la educación a distancia sino de cómo la virtualidad sienta sus bases sobre pies de barro. La implementación de esta modalidad se basa en al aumento de la precarización laboral docente, su extensión de la jornada laboral casi a todo el día. También en la exclusión de muches jóvenes sin acceso a internet y a los equipamientos pertinentes, encima sometidos a la “obligatoriedad” de la jornada virtual, lo que pone en riesgo la regularidad estudiantil. 


A su vez, la “readecuación” (que no fue discutida con las gremiales docentes, no docentes y estudiantiles) a la modalidad virtual tiene cimientos en herramientas y plataformas precarias, muchas de las cuales colapsan simplemente con la inscripción a materias. Las universidades nacionales tienen el mismo presupuesto del 2019, que ha sido prorrogado en línea con el gobierno nacional, con un 60% de inflación encima. 


La liberación de datos sirve, entonces, como una medida parche, sin costo alguno, para esconder el sinfín de déficits que se ocultan detrás de la realidad virtual. Por eso ni el gobierno ni las agrupaciones estudiantiles que festejan esta medida dicen una sola palabra de las problemáticas mencionadas. Es más: el frente único de hecho entre las agrupaciones “albertistas” (JUP, Cámpora, CEPA, Mella) y la Franja Morada incluso sirvió para forzar la aplicación de la virtualidad contra los docentes. En Exactas y Psicología de la UBA, por ejemplo, tanto kirchneristas como radicales salieron a “apretar” docentes y cátedras públicamente para que se adapten a la modalidad virtual. 


Nuestra propuesta


La liberación de datos, entonces, está lejos de solucionar los innumerables problemas que aparecen en la cursada. Desde la UJS, a diferencia de las organizaciones que responden a otros intereses, tenemos propuestas concretas en ese sentido. Es fundamental la pelea para que las gestiones garanticen el equipamiento (WiFI, computadoras) para todes les docentes y estudiantes que así lo requieran. Esto se complementa con la lucha porque cualquier corrimiento del calendario académico sea consensuado con todas las gremiales. Con todos los problemas planteados, les estudiantes debemos organizarnos para que nadie pierda la regularidad en este cuadro.


La pelea junto a nuestres docentes por un régimen de licencias adecuado a esta situación para todes aquelles que no pueden estar al frente de la cursada y dar clase, así como también la exigencia de que sea garantizado el convenio colectivo y cumplidas las jornadas horarias resulta también algo de primer orden.


A su vez, en un contexto en el que la crisis golpea de lleno a quienes trabajan y particularmente a aquelles que lo hagan en un plano de informalidad, hay una situación económica que fomenta que una gran cantidad de estudiante a la deserción. En ese sentido, planteamos la necesidad de que la Beca Progresar (congelada por Macri primero y por Alberto Fernández, después) sea de 10.000 pesos. 


Todo esto, a su vez, debe ser acompañado con un aumento presupuestario que permita no solamente que los campus estén en condiciones para los intercambios virtuales sino que garantice las condiciones de salubridad e higiene para la futura vuelta a las clases presenciales.


La independencia política, en contraste, con el rol de las agrupaciones del gobierno y las gestiones, resulta fundamental para dar esta pelea. Les estudiantes debemos levantar un programa de salida. La virtualidad no puede ser la excusa para precarizar, excluir estudiantes y que la juventud y les docentes paguemos esta crisis.