UBA: Asamblea interclaustros en Historia

En la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, la dirección del Departamento de Historia (compuesta por 4 profesores, 3 graduados y 3 estudiantes) ha convocado a una asamblea interclaustros para elegir al nuevo director de la carrera. Se trata de un hecho inédito, porque lo ‘normal’ es que a éste lo digiten los 4 profesores (elegidos por menos de 30 personas) mediante acuerdos de camarilla con otros claustros, especialmente el de graduados (elegidos por menos de 200 docentes), mientras la mayoría del movimiento universitario, los estudiantes, participan como invitados de piedra, dada la representación corporativa y antidemocrática que rige en todas las instancias de la universidad.


La vieja dirección de Historia, la carrera más importante de la facultad, había intentado asociar ésta a la política del Banco Mundial para la universidad: reclamando fondos a cambio de apoyar la política limitacionista y privatista de la ley de enseñanza superior. En ese momento, los estudiantes se movilizaron masivamente para rechazar tal política, consiguiendo una gran victoria. En las elecciones de junta departamental, esa dirección fue derrotada a manos de un bloque de izquierda y centroizquierda. Este bloque se pronunció por el rechazo a la ‘reforma curricular de la UBA’ impulsada por Shuberoff que este año se pone en marcha en Económicas y que duplica el filtro del CBC a 2 años, reduce las carreras a 4 años, aranceliza los estudios al poner un ciclo obligatorio de posgrados pagos, etc.


La asambleas interclaustros es, en verdad, un hecho inédito porque sepulta los métodos de camarilla de las trenzas profesorales para mantenerse en el poder, y hacer de los ‘cogobiernos universitarios’ un coto impenetrable para la mayoría del movimiento universitario. Esto era encubierto, sin embargo, a través del supuesto ‘sufragio universal’, completamente trucho, donde los estudiantes que son la enorme masa de la comunidad universitaria, tenían una representación menor que un puñado de docentes titulares y adjuntos (claustro de profesores). Todo está armado para que la voluntad de la mayoría fuese saboteada, ya que a través de su voto no podía cambiar nada.


Todo este andamiaje antidemocrático, similar al voto calificado de la Edad Media, tiene como finalidad asegurar y reforzar el poder de las trenzas profesorales que están asociadas en implementar la política privatista del menemismo y del Banco Mundial. Esto explica que, mientras la mayoría de los docentes y estudiantes se oponen a la aplicación de la ley menemista de educación superior, ésta avanza en las universidades del país a través de los propios ‘cogobiernos universitarios’. La quiebra de esta camarilla, entonces, es la derrota de los privatizadores y una clara lección del proceso caótico que producirá la aplicación de la ley menemista. La generalización de este proceso dependerá de la movilización estudiantil y de las contradicciones que surjan entre las mismas camarillas privatistas.


La importancia política de la asamblea interclaustros es que el movimiento estudiantil logrará imponer, como sector más cercano y permeable a la clase obrera, la fuerza de su número a través de la democracia directa y la politización de la actividad académica. A través de esta vía se abre un nuevo terreno para desarrollar la lucha reivindicativa y política del movimiento estudiantil —para lo cual es necesario levantar un programa de lucha—, para enfrentar la ley de enseñanza superior, ejerciendo sobre la junta de la carrera el voto soberano de la mayoría estudiantil.