Universidad

5/5/2020

UBA: que la virtualización no deje a nadie afuera

Desde hace algunas semanas avanza en la mayoría de las facultades de la UBA la implementación de la llamada “educación a distancia”. Dicha modalidad se asienta de manera sumamente precaria y con muchísimas deficiencias, fruto del deterioro y la falta de inversión presupuestaria que hay en la universidad. A su vez, la “virtualización” implica la ampliación de la precarización docente, la exclusión de estudiantes, los déficits de infraestructura (plataformas precarias y campus que colapsan). Es fundamental, en ese sentido, que lxs estudiantes discutamos una salida.


Una resolución con letra chica


La resolución del Rectorado, que en apariencia corría el cronograma académico, no fue más que un “sálvese quien pueda” acordado con cada una de las gestiones de la UBA. Mientras en el primer punto hablaba de un corrimiento del calendario de junio a febrero, el punto 3 de dicha resolución aclaraba que cada facultad podía fijar a su gusto la modalidad de continuación del cuatrimestre, dejando sin sentido por completo el punto uno.


Amparándose en el punto 3, cada gestión armó su propio calendario académico y en general se avanzó en una virtualización excluyente, sin tener en cuenta ni las condiciones laborales docentes ni a aquellxs estudiantes sin accesibilidad a internet. En Medicina, una facultad sostenida por lxs “ad honorem” y trabajadorxs del personal de la salud, que trabaja día y noche contra el Covid-19 en los hospitales, hay una exigencia muy fuerte por parte de la gestión contra lxs docentes para que estos últimos den clases sí o sí.


Algo similar ocurre en Económicas, en donde el 80% de los docentes no perciben renta alguna. De conjunto, salvo algunas excepciones como FADU y Odontología, lo que prima es una presión a una virtualización que aprieta las condiciones laborales docentes y que, aplicada de esta forma, tendrá como consecuencia una deserción jamás vista en la historia de la universidad.


¿Y el movimiento estudiantil?


Frente a esta situación, la mayoría de las agrupaciones del movimiento estudiantil tuvieron una posición común festejando la liberación de datos (que no cubre a los programas que se usan en la universidad) y exigiéndole a las gestiones que aprieten a lxs docentes. Las publicaciones del EDI (Franja Morada) en Psicología, que escrachaban a las cátedras que no habían dado clase, no tienen nada que envidiarle a las publicaciones de La Cámpora en Derecho que “Instaban a las autoridades a citar a aquellos docentes que no quieran dar clases”.


Mientras esto ocurría, la “nueva Fuba”, dirigida por Nuevo Espacio (Franja) en la presidencia y una agrupación albertista, vinculada al diputado nacional Valdez (MLI de Ingeniería), hasta ahora no hizo nada más en la pandemia que proponerle a lxs estudiantes trabajo gratuito maquillado en forma de “voluntariado”, sin las condiciones de salubridad necesarias y haciéndoles firmar un contrato en donde eximían al Estado de cualquier responsabilidad en caso de que se les ocurra algo. Desde el inicio de la pandemia, la nueva Fuba no fue capaz, siquiera, de convocar a una reunión de Junta Ejecutiva, ni ningún ámbito para que lxs estudiantes deliberen. La Federación “reformista” deja a docentes y estudiantes a merced de esta situación.


Para que nadie se quede afuera, tenemos que intervenir


Frente a esta virtualización excluyente, desde la UJS presentamos desde un principio un programa para que ningún estudiante se quede afuera, mostrando los problemas de esta política. En Farmacia, Agronomía y Veterinaria nuestros relevamientos le mostraron a cada facultad la cantidad de compañerxs que se iban a quedar afuera con esa política. Acompañamos, a su vez, la encuesta que lleva adelante, facultad por facultad, la Asociación Gremial Docente (AGD-UBA), como puntapié para ir a una pelea en cada lugar por las condiciones laborales. Tomando estos datos, desarrollamos un programa que integra el problema de las condiciones de cursada y regularidad (distinto en cada facultad), las condiciones docentes, la ampliación y aumento a $10.000 de la beca Progresar y propusimos distintas instancias de impulso a este programa: asambleas, reuniones abiertas del centro y petitorios.


En Veterinaria, luego de un plebiscito en donde participaron casi 700 estudiantes marcando los problemas de la virtualización de la gestión, el centro de estudiantes ya se anotó su primer triunfo logrando que se suspendan las condiciones de regularidad y que se extiendan las prórrogas hasta la finalización del ciclo lectivo 2021. En la FFyB, a su vez, lxs estudiantes consiguieron, con el CEFyB a la cabeza, que no se tome lista de asistencia virtual. La deliberación colectiva y la organización es clave frente al sálvese quien pueda del Rectorado.


Conclusiones


La intención de las gestiones de hacer “como si” no va acompañada de ninguna política para que la virtualidad se pueda dar. Esto tiene razones de fondo: la UBA ni siquiera votó un presupuesto en 2020 y por lo tanto el pago a lxs docentes o dar las herramientas necesarias para conectarse a lxs estudiantes, ni siquiera está en la cabeza de las autoridades. Sumado a esto, la situación económica de muchísimos estudiantes, producto del aislamiento obligatorio, hace que el 2020, de la mano del rectorado de la UBA, sea un año histórico de deserción y explotación docente.


Naturalmente, todo indica que la extensión del calendario académico que planteaba el inicio presencial de las clases probablemente quede en nada, teniendo en cuenta la situación del virus. Mediante asambleas en todas las facultades, lxs estudiantes tenemos que defender, aún en cuarentena, a la universidad de Buenos Aires, llevando a cada casa de estudio nuestro propio programa.


-Aumento a $10.000 e ingreso irrestricto a la beca Progresar.


-Computadoras y Wifi para todxs lxs estudiantes y docentes que lo necesiten.


– Pago de todas las horas extra que lxs docentes deban trabajar con la modalidad virtual. Cumplimiento y pago efectivo de la cláusula gatillo.


– Régimen de licencias especiales para todxs lxs docentes que lo requieran, en base al relevamiento de la AGD-UBA.


– Que ningún estudiante pierda la regularidad o tenga algún tipo de penalidad en este 2020, fruto de las dificultades de acceso que implica la modalidad virtual.