Estudiantes y graduados de la Universidad de Lanús (UNLa) desarrollaron el miércoles 31 de marzo un piquete en la intersección de las avenidas Alsina y Malabia, en las puertas del establecimiento, para reclamar a la gestión de la rectora Ana Jaramillo respuestas inmediatas al sinfín de problemas que se han agravado desde el inicio de la pandemia.

La imposibilidad de cursar prácticas preprofesionales, la falta de cupos, la no devolución de las notas, el colapso de los sistemas online para inscribirse, la limitada oferta académica, y otros numerosos obstáculos con los cuales tropiezan los estudiantes, se han transformado en una carga insoportable. Entre los graduados se siente con agudeza el peso de las trabas en la obtención de los títulos, cuya demora llega hasta más de dos años.

Son expresiones del ajuste contra la educación pública definido ya en el Presupuesto 2021, cuya partida educativa registra un recorte del 12% según la meta oficial de inflación del 29%, y mucho mayor si se mantiene el alza de precios de estos primeros tres meses del año.

Se trata de un panorama sombrío ya que aquellos que no se pueden recibir como consecuencia de estos obstáculos se encuentran imposibilitados de afrontar en mejores condiciones la búsqueda de trabajo. El caso de los graduados en carreras de salud es ilustrativo del carácter criminal de la política del Rectorado, pues no pueden realizar los trámites de matrículas nacionales ni concursar para residencias, lo que en el marco de la crisis sanitaria y cuando estamos asistiendo a la segunda ola de la pandemia es inadmisible. Es un ejemplo de cómo los obstáculos para recibirse obliga a la juventud a buscar trabajo en peores condiciones.

La inquietud entre los estudiantes derivó en un proceso de organización. El método asambleario, con cientos de compañeros interviniendo grupalmente, da cuenta de las reservas de lucha del movimiento estudiantil. Durante el corte de calle realizado en la tarde del miércoles se llevó a cabo una intensa jornada de agitación política, y culminó la jornada con una movilización de ida y vuelta hasta otro de los accesos a la universidad.

Esta acción fue precedida por una asamblea que congregó a más de 50 compañeros y votó además un pliego de reivindicaciones. Esto contrasta de manera categórica con los métodos burocráticos que predominan en las conducciones de la “Lista Granate” en los centros de estudiantes, que son un apéndice del Rectorado y el gobierno, y convalidan los atropellos de la gestión.

La política de ajuste presupuestario de la rectora Jaramillo tuvo una de sus expresiones más salientes el año pasado, con el paso a la modalidad virtual, lo cual derivó en una creciente deserción estudiantil. La sobrecarga laboral de los docentes es otra cara de la misma moneda.

En el cierre de la jornada de lucha se dio lectura a un documento que denuncia la política antieducativa de la gestión y clama por que se garantice el derecho a estudiar del conjunto de la juventud y de la población. Los estudiantes han resuelto profundizar la lucha. Desde La Caldera (UJS + independientes) hemos participado de esta jornada de movilización, y pondremos todo nuestro esfuerzo a disposición de la victoria de este movimiento. Viva la lucha de los estudiantes y graduados de la UNLa.