Universidad

18/7/2017

Unsam: eligen rector en medio de golpes a estudiantes

Con seguridad privada y patotas, la gestión votó la profundización de un rumbo antieducativo
 
 


La elección de rector y vicerrector de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) se realizó de espaldas a la comunidad educativa, en receso invernal y con el acceso vedado mediante vallas, seguridad privada y patotas a todo estudiante o docente que quisiese acercarse a participar.


 


Un grupo importante de alumnos fue empujado y golpeado por la seguridad privada mientras transcurría la asamblea. La gestión del “progre” Carlos Ruta concluyó, de este modo, amedrentando estudiantes que reclamaban que la asamblea diera respuestas ante los casos de inseguridad (que incluyeron el intento de violación de una estudiante) en la Universidad y que cuestionaban el sistema antidemocrático de elección (donde estudiantes y docentes se encuentran subrepresentados con respecto a una minoría de profesores titulares).


 


Carlos Greco, decano de la escuela de humanidades, se convirtió en el nuevo rector con 60 de los 62 votos, tras 12 años de gobierno de Ruta, kirchnerista y miembro de Carta Abierta.


 


El candidato K, Daniel Digregorio, no reunió el apoyo suficiente de los miembros de la asamblea universitaria y eligió no presentarse.


 


Carlos Ruta presentó de entrada gran disposición a acordar con Macri. Canjeó presupuesto por la inscripción de la Unsam en el sistema de reconocimiento académico, basado en las políticas del Banco Mundial, como parte de una orientación privatizadora que continúa los pasos del menemismo y el kirchnerismo.


 


Este rumbo antieducativo es compartido unánimemente por el Consejo Superior de la Unsam, donde Ruta comparte sociedad con su “opositor” Greco.


 


La elección del rector representa el reacomodamiento de las camarillas universitarias, antes con el kirchnerismo, ahora en proceso de integración al Ministerio de Educación de Esteban Bulrich.


 


La Unsam nunca contó con una partida presupuestaria alta. Sin embargo, a partir de convenios con el Estado y posgrados se forjó una fuente de negociados para las camarillas, cuya contracara es la precarización laboral de docentes y no docentes, los centenares de bochazos a los estudiantes, superposición de materias que vuelven a la cursada un escollo muy complicado, falta de oferta académica y una universidad que mantiene desprotegida a todas las mujeres que asisten, como lo demuestran los recientes casos de abusos sexuales dentro y en las inmediaciones del campus universitario.


 


El problema de fondo en la Unsam  es su manejo por parte de camarillas que la ponen al servicio de sus negociados y las necesidades empresariales y no de las necesidades reales de la clase trabajadora y los estudiantes.


 


Más que nunca, luchemos por la democratización de la Unsam y defendamos una universidad pública, laica y gratuita.