Veinte mil estudiantes marcharon a Congreso

El viernes 29, convocada por la FUA y Conadu, se realizó la marcha estudiantil docente, encabezada por la consigna que exige el retiro del Parlamento del proyecto de ley de Educación Superior. El movimiento estudiantil está provocando una verdadera convulsión en la Universidad de Buenos Aires. El proceso asambleístico que atraviesa a la casi totalidad de las facultades, tiene como característica, además de la masividad, la politización y la deliberación política.


Mil compañeros en Sociales; cuatrocientos cincuenta en Filosofía; trescientos en Psicología; doscientos en Exactas; mil en Arquitectura cortando la avenida Lugones; ciento veinte en Económicas (en la que no había una asamblea desde el ’83), más una serie de asambleas en sedes del CBC, configuran un marco de revitalización y alza de masas en el movimiento estudiantil.


Todas las asambleas, sin excepción, votaron tomar las facultades el jueves 27 en repudio a la ley menemista hasta el día siguiente, cuando las facultades de la UBA aportaron una nutridísima concurrencia a la marcha, que reunió a veinte mil compañeros y fue imponente en cuanto a su combatividad y vigor.


La totalidad de las asambleas han exigido el retiro del proyecto de ley del Parlamento, un verdadero engendro que liquida la autonomía y brinda el marco legal para la “privatización” de la Universidad.


Algunas facultades como Sociales y Filo fueron más lejos aún, reclamando también el retiro de los proyectos del Frepaso y Fua-Conadu, que en sus lineamientos generales reproducen las características reaccionarias del proyecto menemista.


Si este rechazo categórico al “consenso” con el gobierno no se generalizó al resto de las facultades, fue porque algunas agrupaciones, como el Frente Grande de Psico y el Ptp/Mor (Unidad Socialista) en Exactas, son partidarias justamente de “consensuar” la ley en el marco de un “futuro” gobierno bordonista. Hacia aquí apuntan también las declaraciones de Fernando Moroni (presidente de Fuba, de la Franja Morada), a La Nación (27/4), en el sentido de exigir la postergación del tratamiento de la ley para después del 14 de mayo, aguardando una modificación en la “composición” del Parlamento. Pero esto es, justamente, lo que ha hecho el gobierno, patear la ley para después del 14. No solamente para no echar más leña al fuego, sino, por supuesto, para “consensuarla” con la oposición.


Los veinte mil compañeros reunidos en Congreso demuestran que el movimiento estudiantil tampoco puede esperar a mayo. Es mucho lo que está en juego y el “consenso” se ha revelado siempre como una vía muerta para la lucha. También aquí la disyuntiva planteada es: independencia política (unidad obrero estudiantil) o subordinación a los partidos patronales.