Ambiente

10/10/2013|1289

Conflicto Argentina-Uruguay: Botnia-UPM todavía “contamina poco”

La asamblea de Gualeguaychú nuevamente levantará -y con mucha razón- su voz contra la contaminación de la pastera UPM-Botnia. Habrá ríos de palabras y cruces entre los gobiernos de Argentina y Uruguay sobre el impacto ambiental en el río Uruguay. Pero la situación ya no es la misma a la que dio lugar al corte del puente Fray Bentos en 2010. La penetración de capitales multinacionales papeleros en el Uruguay se ha incrementado, colocando al gobierno de Mujica de rodillas ante las multinacionales. Ya poco importan los reclamos de ambientalistas argentinos -y tampoco de los uruguayos- sobre las consecuencias de esta penetración imperialista. Sólo con la producción UPM-Botnia la pasta de celulosa ya es el principal producto de exportación de Uruguay, seguido por la soja y la carne bovina.


Por los acuerdos ya establecidos por el Frente Amplio con las multinacionales pasteras, a fines de 2016 la producción de pasta de celulosa en Uruguay será de alrededor de tres millones y medio de toneladas. UPM aumentará su producción en dos tramos, pasando ahora de 1.000 a 1.100 toneladas y contaminando "sólo" el 10% más. Pero en enero-febrero, va a estar operativa la planta Montes del Plata, conformada por la chilena Arauco y la sueco-finlandesa Stora Enso, que tiene previsto producir 1,3 millones de toneladas anuales de pasta de celulosa y que tirará su contaminación a las costas de Colonia. La realización de esta planta se ha hecho sin mucho ruido: pero es evidente el aval del gobierno argentino, pues la producción del Montes del Plata -netamente exportadora- deberá conducirse a través del dragado del canal Martín García (de ambos gobiernos).


Por otra parte, está muy avanzada la construcción de la tercera planta de celulosa en el departamento de Cerro Largo, con una producción similar o superior a las de UPM y Montes del Plata y que también contaminará las playas de Rocha. La actividad papelera ha pasado a ser el centro de la economía uruguaya. Brasil produce 10.000 millones toneladas anuales, Uruguay pretende llegar a las 3.500 y la Argentina tiene una producción en baja. La política "papelera" del gobierno argentino ha entrado en absoluta crisis, y no por cuidarse de contaminar. A la demagogia de Kirchner con la asamblea de Gualeguaychú le siguieron los ejemplos de Papel Prensa, la experiencia frustrada de Moreno en Massuh. El dominio de capitales chilenos en la industria argentina del papel llevará a comprar a la chilena Montes del Plata gran parte de su producción.


Depredación laboral y ambiental del otro lado del río


La fabulosa depredación laboral y ambiental emergente de estos emprendimientos multinacionales la pagarán los trabajadores uruguayos. Según la "red de economistas uruguayos", Botnia ya recuperó el capital invertido en los cuatro años de producción merced a los fabulosos beneficios que les otorga la llamada Zona Franca, que las exime de grandes impuestos. Esa política también estará contemplada en Montes del Plata y la pastera de Cerro Largo. Al igual que UPM-Botnia, Montes del Plata contrató 68 empresas tercerizadas para su construcción con cientos de accidentes y una muerte que ocasionó una huelga obrera.


La forestación indiscriminada de eucaliptos está produciendo estragos en el eco sistema uruguayo. Lo denuncian todos los grupos ambientalistas, abiertamente ninguneados por el gobierno. La contaminación de Fray Bentos y Gualeguaychú se ampliará ahora a Colonia y a las costas de Rocha, y en unos años veremos los resultados de esta devastación. Las patronales pasteras están consideradas como grandes depredadoras mundiales, muchas de ellas se han ido de Finlandia y de países del primer mundo y recalan ahora en Sudamérica.


El inmenso mérito de la Asamblea de Gualeguaychú es haber puesto en la consideración mundial esta depredación ambiental. Pero, paradójicamente, es el pueblo uruguayo el que va a ser el más perjudicado con esta entrega aberrante a las multinacionales. Hoy, el gobierno ha puesto la construcción de caminos y puentes sólo al servicio del ingreso desde las forestaciones a las plantas; es decir, de las ganancias multinacionales.


La herencia de Mujica y la política del Frente Amplio la pagaremos en unos años cuando la producción a pleno de estas plantas deje daños irreparables. Hay que unir a todos los trabajadores que trabajan y trabajarán indirectamente para las papeleras en todo el Uruguay y establecer un régimen de control obrero sobre las condiciones de trabajo y también las ambientales.


El protocolo de seguridad logrado cuando la gran huelga de Montes del Plata demuestra que sólo la lucha y la desconfianza en el gobierno patronal de Mujica logran conquistas. Lo mismo pasa con la unidad de ambientalistas uruguayos y argentinos por encima del "chamuyo" falsamente nacionalista al servicio de los intereses patronales.