La Organización Mundial de la Salud (OMS), hace unos días, reactualizó una guía sobre la calidad del aire, cuya última modificación fue en el año 2005. Ahora, el organismo sanitario internacional ha endurecido los límites tolerables de polución en cuanto a partículas en suspensión, ozono, monóxido de carbono, etc.

La gravedad del asunto es que los parámetros que habían establecido hace unos 15 años, que se suponían bastante bajos, fueron mucho más altos de lo que se pensaba. La problemática de la contaminación atmosférica genera más de 7 millones de muertes anuales en el mundo, siendo los países menos desarrollados los más afectados pero a causa de que las potencias capitalistas son las que más emisiones de gases producen.

Según informa la agencia DW (Deutsche Welle, 22/9), en el caso de las partículas en suspensión con un diámetro inferior a 2,5 micras, consideradas el contaminante más peligroso para el ser humano: hasta ahora recomendaba menos de 25 microgramos por metro cúbico de aire en un día, mientras que ahora la OMS baja el nivel óptimo a 15 microgramos. En cuanto a las partículas de un tamaño algo mayor, de hasta 10 micras de diámetro, la OMS baja su nivel diario recomendable desde 50 microgramos a 45 por metro cúbico de aire. Los dos tipos de micropartículas, PM 2.5 y PM 10, suelen provenir de la quema de combustibles fósiles y son consideradas peligrosas para la salud al poder penetrar en los pulmones, aunque las primeras son aún más nocivas, ya que dado su pequeño tamaño pueden llegar a la corriente sanguínea.

Para la Organización Mundial de la Salud, la clave radica en que si se cumplen las nuevas guías se podrían evitar hasta un 90% de las muertes relacionadas con las partículas PM 2.5. Por ejemplo, la ciudad de Pekín, una de las más contaminadas del mundo, amanece frecuentemente con niveles superiores a 500 microgramos por metro cúbico.
De todos modos, la cuestión parece muy difícil de revertir a pesar de la demagogia del cambio climático por parte del presidente estadounidense Joe Biden o la Unión Europea y ni hablar de los colosos como China, Rusia, India que hacen negacionismo del mismo. También, con la reducción de bosques, grandes aliados en la absorción de carbono, en todos los rincones de la tierra. Los desmontes contribuyen agravar el empeoramiento de la calidad del aire.

Estas disposiciones de la OMS debemos tomarlas como una advertencia a que cualquier desmadre ambiental y sanitario podría derivar en crisis migratorias y sociales y, por ende, rebeliones populares. Riesgo que no se pueden dar el lujo de correr los gobiernos capitalistas del planeta.

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