Ambiente
30/8/2022
Delta del Paraná: además de las quemas, contaminado con agrotóxicos
Según un estudio realizado por la UNLP y el Conicet.
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Río Gualeguay
Las islas del Delta, aparte de los incendios, vuelven a ser noticia. Ocurre que, en uno de sus afluentes más importantes, el Río Gualeguay (provincia de Entre Ríos), investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el Conicet han detectado la presencia de plaguicidas y otras sustancias altamente tóxicas derivadas de la actividad agrícola a lo largo de su cauce. Como agravante, la contaminación no solo afecta al curso de agua del Gualeguay sino también a los humedales del Paraná donde desemboca.
El trabajo científico, desarrollado por Tomás Mac Loughlin, Leticia Peluso y Damián Marino, del Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM), dependiente de la UNLP, arrojó que toda la cuenca del río Gualeguay presenta altas concentraciones del cancerígeno glifosato tanto en el cuerpo de agua como en el lecho, como así también detectó la presencia de piretroides (insecticidas aplicados a los cultivos) como la deltametrina y concentraciones de herbicidas a base de atrazina.
La cuenca del Gualeguay comprende un tercio del territorio entrerriano, con casi unos 500 km es el río más extenso de la provincia. Y desemboca en el delta del Paraná, por lo que los agrotóxicos detectados se trasladan y terminan por impactar, acumulación mediante, en los humedales que hoy sufren el fuego voraz por la expansión de la frontera agropecuaria (Patricio Eleisegui en Revista Sudestada, 26/8).
La investigación, además, aporta un dato que amplía la idea de cómo se comporta el glifosato una vez que resulta liberado en el ambiente: puede transportarse largas distancias disuelto en el agua. O sea, que no solo se deposita en los sedimentos del lecho. En otro fragmento del estudio se destaca que, a pesar de no ser detectados con tanta frecuencia, ciertos insecticidas (en su mayoría deltametrina) fueron detectados en concentraciones por encima de sus niveles tolerables para la protección de la vida acuática.
Como remate, uno de los integrantes del equipo de expertos, Damián Marino, manifestó: “en tanto el Gualeguay se distribuye mayormente por el centro de la provincia de Entre Ríos, atraviesa las zonas de la provincia que controla el agronegocio de la soja y la ganadería. La presencia que detectamos de plaguicidas como el glifosato responde a una acumulación derivada de muchas fuentes: la escorrentía de los campos fumigados, las derivas que originan las aplicaciones, el lavado de maquinarias y, también, los plaguicidas que caen a través de la lluvia”. El especialista resaltó como otro resultado contundente la comprobación “de que el glifosato es un contaminante pseudo persistente también en el agua. La molécula del herbicida ostenta un comportamiento acumulativo, es decir, la cantidad de herbicida que llega al caudal del Gualeguay es tanta que el ambiente ya no puede degradarlo en su totalidad” (Ídem).
Los humedales, también afectados
En simultáneo a este problema de contaminación grave del Gualeguay, debemos agregarle la afectación que sufren los humedales del delta a partir de este tránsito del glifosato y plaguicidas a través del río entrerriano que descarga en el Paraná. El impacto que sufren está en lo que no vemos: en cómo, por ejemplo, las plantas acuáticas son superadas en la capacidad de carga filtrante para este tipo de moléculas. Uno de los roles fundamentales del humedal consiste en filtrar el agua. El ecosistema funciona como un riñón que limpia de manera natural los contaminantes inorgánicos y orgánicos. Sin embargo, los humedales están recibiendo estas sustancias con lo que, sumado a la degradación que vemos en estos días, ya no son capaces de purificar el agua.
Lo peor de todo es que el escenario puede ser catastrófico si no hay un cambio radical en los esquemas de producción que predominan en aquellos territorios que, como en el caso de Entre Ríos, albergan cuencas hídricas extensas y humedales. Por lo que la destrucción que sufren los humedales por efecto de los incendios y las modificaciones de suelo para el desarrollo de actividades contaminantes están muy cerca de afectar de forma irreversible las principales fuentes de agua.
Los resultados publicados por los profesionales de la universidad platense ratifican a los cuantiosos estudios encomendados por las comunidades afectadas por las fumigaciones con agrotóxicos, en los cuales el cien por cien de los casos ha dado positivo respecto a la presencia de herbicidas en el suelo y fundamentalmente en todos los cursos de agua de esos distritos. Urge la tarea de reimpulsar un fuerte movimiento socioambiental para enfrentar al régimen político del agronegocio y fortalecer los reclamos de los pueblos contra los capitales del agro y exigir una verdadera Ley de Humedales con el consenso de los colectivos independientes de lucha.
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