Ambiente

7/7/2020

El Amazonas nuevamente en llamas

Incendios y coronavirus.

En el mes de junio, las quemas en el Amazonas brasilero marcaron un nuevo récord histórico, aumentando un 19,5% en comparación con el mismo mes de 2019, con 2.248 focos registrados por el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (Ipam). Los incendios en su mayoría son iniciados por los llamados “colonos”, en su afán de aumentar las porciones de tierra que dedican a la agricultura y la ganadería, es decir están directamente relacionados con la deforestación para fines agrícolas y ganaderos.

Cada año, madereros ilegales usan excavadoras y motosierras sobre grandes extensiones de selva, tierra que luego se incendia para dar paso a cultivos o ganado. El mes de junio marca el comienzo de la estación seca y se prevé un año aún más devastador que 2019, cuando el aumento de los incendios en la Amazonia generó preocupación e indignación a escala mundial. Se espera la desaparición de más de 4.500 km ya preparados para la quema. Lo peor llegaría en agosto, mes en que el año pasado se registraron más de 30.000 focos, tres veces más que en el mismo mes de 2018.

En 2020 se sumarán además las quemas que fueron suspendidas el año pasado por la presión internacional y las críticas contra el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro. Con el aval del gobierno, se sabe que los actores ilegales no serán castigados.

Brasil es el tercer país en número de muertos por coronavirus, con más de 60.000. La región amazónica fue particularmente golpeada por la enfermedad: sus hospitales están desbordados y las poblaciones indígenas están particularmente expuestas a las dolencias traídas del exterior. Las tasas de mortalidad en el norte promedian 31 por 100.000 habitantes, más del doble del promedio nacional, según las estadísticas del Ministerio de Salud. Los servicios municipales se vieron obligados a realizar entierros en fosas comunes y a conservar cadáveres en camiones refrigerados a la espera de la inhumación.

La preocupación es mayor porque el fuego podría potenciar el colapso sanitario, ante las múltiples consultas que se esperan en las salas de emergencias por enfermedades respiratorias causadas por la humareda. Equipos brasileños de oficiales encargados de patrullar el bioma ahora están enfermos o en aislamiento. Además, la deforestación supone un gran riesgo de contagio de Covid-19 porque hay personas que deforestan vía incendios para ocupar territorios indígenas, expandiendo así el virus. Como siempre, la población indígena es la más vulnerable a padecer la pandemia.

El gobierno nacional ha expresado que, ahora que los medios de prensa solo hablan del Covid-19, hay que aprovechar para flexibilizar las normas medioambientales. Esto acentuó la presión internacional sobre Brasil, con pedidos de países de la Unión Europea para vetar las importaciones de carne vacuna de ese orígen, lo que agitó temores de empresarios de la mayor economía latinoamericana a enfrentar represalias comerciales. El sector agropecuario de las potencias imperialistas utiliza la depredación del Amazonas como una carta en la guerra comercial.

Los incendios siempre tuvieron a la mano del hombre como una causa principal. Siguen un patrón típico de la tala de bosques, a lo largo de los bordes de las fronteras agrícolas. El proceso comienza con la apertura de caminos, la deforestación de algunas especies de valor maderero, y el fuego para limpiar las áreas ya deforestadas. Así, se van generando superficies que inmediatamente se cubren de pastizales y comienzan a aparecer los alambrados detentando propiedad, y con ellos la ganadería. No hay dudas de que el aumento indiscriminado de incendios está relacionado y asociado al aumento de deforestación para ganadería.

La preservación de este pulmón es vital para no agravar la comprometida situación del cambio climático mundial, un fenómeno que tiene sus principales causales en los procesos de deforestación en todo el planeta -fundamentalmente en América del Sur, África Central y el Sudeste Asiático-, además de la utilización de combustibles fósiles en los procesos industriales. Brasil es el país que encabeza el ranking de deforestación a nivel mundial, pero también aportan lo suyo Colombia, Bolivia, Perú, Argentina y varios países de Centroamérica.

El Amazonas es una fuente de recursos minerales e hidrocarburíferos, además de las extensas superficies destinadas a la ganadería, soja y a la producción de energía hidroeléctrica. Las crecientes exportaciones cárnicas y de soja también pesan, y en ellas está presente el gran capital. El Amazonas se encuentra en peligro, la nefasta política de Bolsonaro nos conduce a otro daño ambiental de graves consecuencias.

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