Ambiente

12/9/2013|1285

El noreste se quedó seco

La sequía que afecta al Chaco, Formosa, y el este de Santiago está generando una verdadera crisis social. En localidades enteras, la situación es desesperante, por ejemplo, en Avia Terai, el reservorio de agua más cercano está a siete kilómetros. Podría haber abastecido a la localidad si se hubiera construido el acueducto proyectado y que fue demorado por motivos presupuestarios. El agua escasea incluso para consumo humano en todo el interior de Chaco y Formosa. Los efectos de la sequía se hacen sentir también en Santiago del Estero, Paraguay y Bolivia. Según ciertos expertos, la región se encuentra en proceso de "tropicalización". Temperaturas más altas, concentración de las lluvias en diluvios repentinos, y períodos de sequía extrema.


El calentamiento global hace su trabajo, pero también se notan los efectos del desmonte: entre 2008 y 2011 desaparecieron 900 mil hectáreas de bosques en Chaco, Formosa, Santiago y Salta. El desmonte, además, agrava la posibilidad de las inundaciones con la lluvia torrencial, por los cambios en la absorción de agua del suelo.


El desmonte acompaña un proceso social de desplazamiento campesino, despojo y migraciones a las ciudades, una brutal polarización social. Tras este proceso está la soja en el Chaco, pero también el talado maderero y el avance ganadero en Formosa. Los negociados capitalistas de la agroindustria, arrasan con las condiciones de vida y de trabajo de la población nativa. Son moneda corriente las noticias por la fumigación de pueblos enteros. La sequía se produce en este cuadro.


La pérdida de cosechas causó el reclamo de los productores por ayuda para poder sostener la producción. Reclaman exenciones impositivas, montos en efectivo, apoyo en la infraestructura y la comercialización. En Formosa, diversas movilizaciones de productores han cortado las rutas del interior exigiendo compensaciones al gobierno.


En el Chaco, en Sáenz Peña, el gobierno reprimió con violencia a los movimientos Mujeres por la Producción y Productores Independientes, cuando quisieron ingresar a la Ferichaco, una feria de productores agrarios frente a la cual reclamaban compensaciones comprometidas y luego desconocidas por el gobierno. El gobierno del Chaco utiliza estos argumentos para intentar aprobar un endeudamiento de 98 millones de dólares, el Prosap, destinado a infraestructura rural, sin embargo, niega la ayuda a los pequeños productores.


Programa


La sequía está generando un golpe a la población trabajadora. No solamente por la falta de agua. También se han perdido fuentes de trabajo en el campo por la pérdida de cosechas y en la construcción, por la parálisis de obras.


Reclamamos en primer lugar, el cese total de los despidos, que las patronales se hagan cargo del sostenimiento de los trabajadores mientras dure la emergencia. Nos oponemos al endeudamiento del Prosap, que implica una hipoteca de los ingresos provinciales en nombre del desarrollo de la infraestructura rural.


Proponemos, por el contrario, la creación de un fondo de emergencia financiado con impuestos extraordinarios al gran capital agroindustrial para tomar medidas de emergencia frente a la sequía. La primera es el traslado masivo de agua para consumo por todos los medios disponibles a cargo del estado.


La segunda, un plan de infraestructura hídrica de emergencia para realizar las obras paralizadas.


En este cuadro, defendemos la necesidad del rescate de la pequeña producción campesina, como una medida de reorganización rural a favor de los intereses de los trabajadores. Esta reorganización tiene que plantear la nacionalización de los puertos y el comercio exterior de granos, bajo control de los trabajadores para aplicar los recursos a un plan de desarrollo e infraestructura para las áreas postergadas.


Planteamos, además, el control ambiental por parte de comités de trabajadores y campesinos de la gran producción sojera, maderera, y ganadera para frenar la catástrofe ambiental del Gran Chaco.